El ataque a Kursk frustra el inicio de un proceso de paz entre Rusia y Ucrania, según 'The Washington Post'

Durante más de un año, Rusia ha bombardeado la red eléctrica de Ucrania con misiles de crucero y ataques con drones, lo que ha provocado daños irreparables en las centrales eléctricas y apagones continuos en todo el país. Ucrania, por su parte, ha atacado las instalaciones petroleras de Rusia con drones de largo alcance que han incendiado refinerías, depósitos y reservas. Eso ha reducido la producción de petróleo de Moscú en un 15 por ciento y ha elevado los precios del mercado mundial.

Ahora, según 'The Washington Post', se ha frenado en seco la negociación para dejar fuera de la guerra las instalaciones energéticas. La disposición a participar en las conversaciones marcó un cambio para ambos países, al menos en lo que respecta a contemplar una tregua parcial.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dicho que Kiev consideraría un alto el fuego total solo si Rusia retira primero todas sus tropas del territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, que Moscú invadió en 2014. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha exigido que Ucrania ceda primero cuatro regiones, entre ellas algún territorio que las fuerzas rusas no tienen bajo su control y que el Kremlin considera suyas.

Mientras, continúan los combates en suelo ruso, en Bélgorod y Kursk. Zelenski asegura que su ejército está reforzando posiciones en Kursk, donde, sin embargo, Moscú dice haber «repelido» nuevos asaltos en el marco de esta gran ofensiva iniciada hace diez días. Los soldados rusos contuvieron los ataques «en dirección a las localidades de Korenevo, Ruskoye y Cherkaskoye Porechnoye», indicaron fuentes oficiales del Kremlin.