Una patrulla de la Policía alemana vigila la frontera del país con Polonia. Lisi Niesner/Reuters

Alemania refuerza los controles en las fronteras polaca y checa ante la ola migratoria

La decisión de establecer vigilancia móvil llega con la ultraderecha en auge y unas elecciones regionales a la vuelta

Miércoles, 27 de septiembre 2023, 19:21

La ola migratoria a la que asiste Alemania, y que algunos consideran un auténtico tsunami, con casi 71.000 entradas ilegales en lo que va de año, ha empujado al Gobierno de Olaf Scholz a tomar medidas extraordinarias. La más inmediata será el refuerzo de ... las fronteras con Polonia (470 kilómetros de territorio compartido) y República Checa (650) mediante controles móviles, aunque el Ejecutivo germano asume que, si no sirviera de suficiente freno a la avalancha de extranjeros, en un futuro podría instalar vigilancia fija en sus límites con ambos Estados. «No descarto que lo hagamos más tarde», reconoció este miércoles la ministra del Interior, Nancy Faeser, consciente de lo excepcional de esa decisión. De hecho, primero debería informar a la Unión Europea.

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El anuncio del refuerzo de los controles en las fronteras germanas llega con los centros de migrantes desbordados. Berlín ha sido uno de los últimos municipios en dar la voz de alarma tras encontrarse con una «capacidad de acogida cero». Sus 32.000 plazas están cubiertas. Pero la situación es muy delicada en todo el país, que desde enero ha detectado un 60% más de entradas irregulares y un 77% más de solicitantes de asilo (204.000 en total) que en el mismo periodo de 2022 y que, además, convive con 1,1 millones de refugiados procedentes de Ucrania. La crisis, eso sí, se aleja aún de las cifras a las que se enfrentó la canciller Angela Merkel en 2015 y 2016, cuando cada mes llegaban unos 200.000 extranjeros ilegales a Alemania y hubo que establecer vigilancia fija –que aún continúa– en el límite con Austria.

Ahora, con 15.000 entradas irregulares contabilizadas en agosto, el máximo de este año, la diferencia es que la ultraderecha (la AfD, Alternativa para Alemania) bate récords en intención de voto apoyada, entre otros polémicos pilares, en el discurso antiinmigración. Y ni el Ejecutivo de Scholz, ni los partidos fuera de la coalición gobernante han querido callar ante un debate que saben preocupa, y cada vez más, a la sociedad germana. El propio ministro de Finanzas, Christian Lindner, defendió este miércoles en el Bundestag (el Parlamento federal) que el país «perdió parcialmente el control de acceso» a su territorio y advirtió de que esta situación «no debía prolongarse». Desde la oposición conservadora Markus Söder (Unión Social Cristiana, CSU) fue más allá y reiteró su demanda de un tope de 200.000 solicitantes de asilo por año, una propuesta a la que el Gobierno volvió a negarse.

Problemas con Italia

La presión sobre Alemania por su política migratoria, sin embargo, no llega sólo desde casa sino también desde el exterior. Italia le reprochó que suspendiera la acogida de extranjeros transferidos por Roma dentro de un programa europeo de solidaridad, una criticada decisión que Berlín adoptó después de que el Ejecutivo de Meloni se saltara su obligación de atender a los solicitantes de asilo que habían pasado por su país y que después habían sido rechazados por otras naciones. Tampoco las relaciones con Polonia, por donde transitan los migrantes procedentes del este, se encuentran en su mejor momento. Hace sólo unos días Berlín y Bruselas exigían a Varsovia explicaciones sobre un supuesto fraude en la emisión de visados de entrada a la UE, un caso que salpicó directamente a miembros del Gobierno polaco.

Flujo migratorio

El país suma casi 71.000 entradas ilegales desde enero, un 60% más que en el mismo periodo de 2022

La decisión de reforzar las fronteras de Alemania llega con estas polémicas abiertas y con unas elecciones a la vuelta de la esquina en el país. En semana y media, el domingo 8 de octubre, se celebrarán comicios regionales en Baviera, en el sur, y Hesse, en el centro, que servirán como termómetro del apoyo ciudadano a Scholz y sus políticas. Su ministra del Interior, precisamente, es la candidata de los socialdemócratas en Hesse.

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