Agentes de paisano y 'ebrios' para frenar la ola de robos de relojes de lujo en Londres

El resultado de la operación de la Met se dio a conocer hace unos días, con la estrategia más que amortizada, pero la idea se puso sobre la mesa hace casi dos años cuando los robos de relojes de lujo pasaron de ser algo esporádico a un delito recurrente en el corazón de Londres. Y casi siempre con el mismo 'modus operandi'. Las denuncias de las víctimas permitieron dibujar la escena del crimen en las áreas de Westminster, Kensington y Chelsea y Hammersmith y Fulham -el 40% de las sustracciones se daba en estos puntos- entre las once de la noche y las cuatro de la madrugada. En este tramo horario, con la clientela de restaurantes y clubes nocturnos en las calles, los ladrones se dirigían a sus víctimas con la excusa de ofrecerles droga o servicios sexuales. Cuando se querían dar cuenta les habían desplumado en un callejón o les habían atacado por la espalda.

Los rateros se aprovechaban de que muchos de los propietarios de los relojes andaban despistados. En busca de un pub donde alargar la noche, a menudo ebrios, recién salidos de una cena... Y la Policía Metropolitana pensó que lo mejor era que sus agentes interpretaran ese papel para atraer a los ladrones, que habían demostrado distinguir una pieza de lujo de una imitación pero que no estuvieron tan espabilados a la hora de identificar a los policías. «Las operaciones encubiertas siempre conllevarán un elemento de peligro personal y, aunque evaluamos minuciosamente todas nuestras operaciones, todos los oficiales involucrados demostraron valor y determinación extraordinarios», destacó Ben Russell, al mando de la Inteligencia de la Met.

El plan para pillar a los ladrones «con las manos en la masa» se desarrolló en dos fases (una en 2022 y otra en 2023) y redujo este tipo de robos a la mitad. De 113 el primer verano a 55 al siguiente. Al presentador y cantante Aled Jones, de 52 años, le asaltaron en julio del año pasado cuando caminaba por Chiswick junto a su hijo y un Rolex valorado en casi 20.000 euros en la muñeca. El galés, contó entonces al diario 'The Sun', quedó «conmocionado» por aquella experiencia pues nunca se había imaginado que un adolescente le amenazaría con un machete para llevarse su reloj. Russell puso como ejemplo lo que le ocurrió a uno de sus agentes en pleno operativo cuando un hombre le propuso ir a un burdel y, en apenas veinte minutos, se vio en una calle vacía del Soho rodeado por cuatro individuos más. Todos acabaron «condenados».

La Met no oculta la satisfacción y el «orgullo» por la operación que se ha saldado con 31 arrestos y 21 condenas (en total suman 26 años de prisión) pero insiste a los propietarios de estos artículos de lujo para que estén alerta. Les recomienda que no lleven sus relojes a la vista, que tengan fotografías de ellos para facilitar su búsqueda en caso de robo o que los marquen para seguir mejor su rastro. Y mejor que no se fíen de desconocidos en plena noche.