El líder laborista, Keir Starmer, y el primer ministro británico, Risho Sunak. Reuters | EFE

Acritud y repetición en el debate de Sunak y Starmer

El conservador fue más punzante, pero el laborista se refugia en el legado del largo mandato 'tory'

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Martes, 4 de junio 2024, 23:35

El punto de partida del primer debate entre los dos candidatos para ser el 5 de julio primer ministro del Reino Unido no era excitante. Las empresas de encuestas están dando una ventaja de 21 puntos porcentuales en favor de los laboristas, y no se ... ha modificado en el inicio de la campaña. Se dice ya que Rishi Sunak simplemente desea salir con honra de la política, reduciendo el tamaño de la pronosticada debacle.

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El primer ministro fue sin embargo muy agudo en su empeño de desacreditar al líder laborista, por no tener «ninguna idea propia» y desdeñar sus ideas, como la creación de un servicio nacional obligatorio para jóvenes. Reprochó a Starmer que se concentre en criticar las políticas conservadoras del pasado y no tener un plan para el futuro.

Atacar la credibilidad de Starmer por sus dilaciones y giros es una costumbre extendida. Cambio es el emblema de la campaña laborista. Un capital notable de esta oposición es que los rivales han gobernado durante 14 años y en su fase final los conservadores han creado algo parecido al caos que denuncia insistentemente el líder laborista. Pero la estrategia de Starmer es evitar que el público tema ese cambio. Es una campaña de precauciones y promesas tímidas.

Moderados por la periodista Julie Etchingham, iniciaron el debate con una declaración breve. Starmer subrayó un argumento central de su campaña. «He transformado el Partido Laborista, que trabaja ahora para el beneficio del país». Tiene «un plan práctico» para transformar también el país. Sunak comenzó con una promesa y una acusación: «Recortaré los impuestos y reduciré la inmigración, pero nadie sabe lo que harán los laboristas».

El conservador afirmó que su plan está funcionando y que los laboristas van a elevar los impuestos en 2.200 euros. El laborista le respondió que, si el plan está funcionando, por qué convocó unas elecciones súbitas. Fue duro con su rival acusando al Partido de haber gobernando durante tantos años y dejar el Servicio Nacional de Salud en peor situación que la que heredaron.

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Disputaron sobre cómo resolver la huelga de los médicos del servicio público de salud y fueron preguntados por Etchingham si recurrirían al sector privado si un familiar estuviese en una situación con peligro de muerte. Sunak dijo que sí y Starmer, cuya esposa trabaja en el servicio, y su madre y su hermana trabajaron como enfermeras, dijo que no.

La polémica sobre el plan laborista de eliminar la exención del IVA para las tasas de las escuelas privadas y así financiar la contratación de profesores para las escuelas públicas derivó en una petición de la moderadora para que levantasen sus manos si van a aumentar partes de los impuestos de la renta. Ambos se mantuvieron inertes. Fueron confrontados con el cálculo del Instituto de Estudios Fiscales, que afirma que no están siendo honestos al descartar subidas de impuestos o recortes de gastos.

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Farage agredido

La segunda parte comenzó con la inmigración. Sunak dijo que es demasiado alta y garantizó que el plan de deportaciones a Ruanda se llevará a cabo si es primer ministro. Starmer recordó que el número actual de inmigrantes es un récord histórico. «¿Qué harás con la gente que llega ilegalmente al país? ¿Qué harás?», le preguntó Sunak. El laborista promete que acabará con las mafias de traficantes.

Los bombardeos de Gaza por el Gobierno de Israel han creado más problemas a Starmer que a Sunak con las bases de sus partidos. El actual primer ministro recordó que Starmer defendió el apoyo inicikal al derecho de Israel a defenderse y afirmó que no se puede confiar en el Partido Laborista sobre cuestiones de seguridad, por tener dirigentes que se han expresado contrarios a las armas nucleares. Starmer calificaba como chocante esa acusación.

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Finalmente, en la política sobre el cambio climático, Starmer acusó a Sunak de ralentizar los cambios y crear un mayor coste posterior. El laborista quiere crear una empresa nacional de energía. El conservador remachó el debate repitiendo que con los laboristas la gente tendrá que pagar más por cambios en las calderas domésticas o en cambios de automóviles.

«Si votáis a los laboristas, ahorrad para pagar más costes e impuestos», entendió Sunak. Fue el final de un debate agrio y confuso por las interrupciones de los argumentos. Con el conservador golpeando con más fuerza, quizás, y el laborista apegado a la idea de un cambio.

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Antes del debate, Nigel Farage, que anunció el lunes que se presentará como candidato en la circunscripción brexiter de Clacton-on-Sea y será líder de la campaña de su partido, el Reform UK, fue agredido por una joven de la localidad, que le lanzó un batido de plátano al rostro. Farage, que tiene experiencia en esos lances, reaccionó airado y la Policía detuvo a la agresora y a un hombre que habría agredido por su parte a un guardia que intervino en el incidente.

Su lanzamiento en la campaña ha fomentado especulaciones sobre el impacto que tendrá en el resultado. Aunque Farage afirma que arrebató muchos votos a los laboristas en las elecciones de 2015, la idea más común es que dañará más a los conservadores. Las encuestas dan al Reform un 11% de intención de voto.

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