«Atenas-Tesalónica: billete de solo ida». Muchas de las 50.000 personas que participaron en la manifestación del pasado miércoles por las calles del centro de la capital griega recibieron unos pasquines con forma de billete de tren, en los que podía leerse ese ... mensaje bajo el logotipo de los tres partidos que han gobernado Grecia en las últimas décadas: el socialista Pasok, el izquierdista Syriza y el conservador Nueva Democracia, actualmente en el poder. Distribuidos al parecer por militantes comunistas, esos papeles eran una original forma de echarle la culpa a las tres grandes fuerzas políticas por el desastre ferroviario del 28 de febrero al norte de la ciudad de Larisa, en Grecia central, el peor en la historia del país al dejar 57 muertos y decenas de heridos. Buena parte de las víctimas eran estudiantes universitarios que regresaban a sus lugares de residencia tras pasar unos días de vacaciones.
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La colisión entre un tren de mercancías y un Intercity que llevaba a 350 pasajeros a bordo es consecuencia de años de recortes en los servicios públicos, motivados por la crisis de la deuda pública que a punto estuvo de provocar la bancarrota de Grecia y su salida de la eurozona. Ya ha sido detenido y acusado del accidente el jefe de estación implicado, un hombre de 59 años sin apenas experiencia y que durante 20 minutos de aquella fatídica noche fue la única persona al frente de la seguridad ferroviaria de toda Grecia. La responsabilidad, no obstante, va mucho más allá, como reconoció el propio primer ministro, Kyriakos Mitsotakis.
Aunque en un primer momento habló de «desafortunado error humano», luego corrigió el tiro y pidió disculpas a sus compatriotas por el «desastroso estado» en que se encuentran las infraestructuras ferroviarias, cuyas lagunas en seguridad llevan años denunciando los sindicatos y la UE. «Si hubiéramos tenido un sistema de control remoto universal, pese al error humano se habría evitado la tragedia», confesó el nuevo ministro de Transportes, Giorgos Gerapetritis. Grecia mantiene la propiedad de la red ferroviaria en manos estatales, mientras que la empresa que opera los trenes fue vendida durante la ola de privatizaciones al consorcio italiano FSI por 45 millones de euros.
El cambio de postura de Mitsotakis se explica por el miedo a que la rabia popular provocada por el choque de trenes haga descarrilar sus aspiraciones de ganar las próximas elecciones generales. Aunque aún no han sido convocadas oficialmente, se barajaba la posibilidad de que se celebraran el 9 de abril, una fecha hoy descartada debido a lo reciente de la tragedia ferroviaria.
Se espera en cambio que los comicios tengan lugar a finales de mayo, probablemente el día 21, dando de esta manera tiempo para que se calmen los ánimos. «Mitsotakis espera ganar tiempo para poner en marcha algunas de las medidas prometidas para restablecer el servicio de trenes con condiciones seguras y para que progrese la investigación sobre el accidente», explica el medio local 'Macropolis'.
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Para el gobernante Nueva Democracia la tragedia ferroviaria ya empieza a notarse en las encuestas: ha caído cerca de un 3% en intención de voto, según el último sondeo del canal de televisión Ant-1, por lo que reduce su margen frente a Syriza a menos de cinco puntos. De confirmarse en las urnas estas expectativas, se complicaría la intención de los conservadores de repetir la mayoría absoluta alcanzada en las elecciones precedentes, celebradas en 2019.
El del accidente ferroviario, además, no es el único escándalo reciente del Gobierno de Mitsotakis, que a finales de enero superó una moción de censura en el Parlamento motivada por el plan de escuchas telefónicas secretas a una treintena de políticos, militares y periodistas.
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Para determinar el futuro político inmediato de Grecia resultarán «cruciales» las próximas semanas, según señaló a la agencia Agi Nikos Maratzidis, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Macedonia de Tesalónica. «En este momento mucha gente no piensa en términos políticos. Pero con el paso de los días se llegará a un debate sobre los responsables del incidente», declaró.
Maratzidis advirtió de que las recientes manifestaciones son la mejor prueba de que la opinión pública no ha aceptado la explicación inicial de que la tragedia ferroviaria se debió a un error humano. Lo dejaban claro las pancartas que llevaban los manifestantes del pasado miércoles, en las que podía leerse: «No ha sido un accidente, ha sido un homicidio de Estado».
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Los sindicatos de los sectores privado y público, GSEE y Adedy, han convocado para el jueves una huelga general de veinticuatro horas con la demanda de que se encuentre a «los verdaderos culpables» del accidente ferroviario. En un comunicado, Adedy precisó que los funcionarios exigen «que no se encubra el crimen de Tempe», localidad cerca de la cual sucedió el siniestro. También reclaman «que se paren las políticas de privatizaciones», a las que culpan por el actual estado de deterioro de la vía férrea. «Exigimos que se investiguen a fondo las causas del accidente y se encuentren a los responsables», señaló, por su parte, GSEE. Grecia acoge protestas multitudinarias desde ya hace casi dos semanas. El domingo más de 15.000 personas protestaron en Atenas contra el Gobierno conservador.
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