Alemania lanza una gran operación policial contra grupos que apoyan a Hamás y Hezbolá

Los registros contra el Centro Islámico de Hamburgo y otras cinco organizaciones de su entorno asentadas en Alemania como la Academia Islámica de Alemania o la Asociación de Patrocinadores de la Mezquita Irano-Musulmana de Hamburgo han tenido como fin recabar material e información contra los propagandistas del régimen de Teherán. La ministra federal de Interior, la socialdemócrata Nancy Faeser, no ha ocultado que el objetivo último del operativo es prohibir el IZH y requisar todos sus bienes, aunque esta medida no se podrá consumar inmediatamente. Los responsables de los registros deben ahora analizar minuciosamente todo el material incautado en la operación, desde teléfonos móviles a ordenadores, así como numerosa documentación, antes de decidir que existen pruebas suficientes para dictar el cierre del centro.

La redada, en la que participaron más de 500 agentes, no ha resultado una sorpresa. Desde hace semanas son muchos los políticos que exigen una prohibición del centro. Desde el propio alcalde-gobernador de la ciudad-estado de Hamburgo, el socialdemócrata Peter Tschentscher, al presidente de la conservadora Unión Cristianodemócrata, Friedrich Merz, pasando por el líder parlamentario de los liberales en el Bundestag, Christian Dürr. El presidente de Los Verdes, el político de origen persa Omnid Nouripour, ha calificado el IZH como «el más importante nido de espías del régimen iraní en Alemania», al que responsabiliza de perseguir y acosar a políticos opositores del régimen de Teherán que han encontrado refugio en este país.

Hace ya un año, los grupos parlamentarios del tripartito que gobierna Alemania –socialdemócratas, verdes y liberales- presentaron una petición formal ante el Ministerio federal de Interior para que verificara «cómo y de qué manera se puede ordenar el cierre del IZH como centro de operaciones del régimen iraní en Alemania». Una solicitud que se hizo aún más patente tras los atentados terroristas de Hamás en Israel el pasado 7 de octubre, cundo el Bundestag exigió por unanimidad que el gobierno federal se ocupe de «llevar adelante el cierre del Centro Islámico de Hamburgo».

El último informe anual del BfV y su departamento de contraespionaje destaca que el Centro Islámico de Hamburgo, fundado en 1962, es, después de la Embajada de Irán en Berlín, la más importante representación de la República Islámica en Alemania. Sus actividades y las de las mezquitas asociadas se centran en fomentar el islamismo radical chií en este país y Europa. «El IZH es sospechoso de atentar contra el orden constitucional y de actuar contra la idea que fomenta el entendimiento de los pueblos», señalaron en el Ministerio federal de Interior.

«Tenemos a la escena islamista en el punto de mira», dijo Faeser, quien subrayó que esa vigilancia y control se ha acentuado desde que muchos de los ciudadanos judíos que residen en este país se sienten amenazados. «No toleramos de manera general toda propaganda islamista y toda agitación antisemita y antiisrael», afirmó la ministra alemana del Interior, que advirtió de que el aparato a su cargo actuará con total severidad y «perseguirá decididamente toda sospecha justificada».

El IZH, por su parte, niega todas las acusaciones en su contra que califica de injustas y afirma no ser un instrumento del régimen de Teherán. «Condenamos toda forma de violencia y extremismo y siempre hemos defendido la paz, la tolerancia y el diálogo interreligioso», según un reciente comunicado, aunque publican y distribuyen libros en los que se defienden castigos como la lapidación en caso de adulterio o la ejecución de los homosexuales. El centro llegó denunciar a BfV ante el tribunal administrativo de Hamburgo por sentirse injustamente observado, pero los jueces fallaron en su contra y determinaron que es una organización extremista dirigida desde Teherán.

En primavera de 2022, las autoridades de Hamburgo declararon persona non grata y ordenaron la expulsión de Alemania del vicedirector del IZH por su cercanía a la organización terrorista libanesa Hezbolá, que cuenta con estrechos vínculos con Irán. Tras fracasar con su recurso ante la Audiencia Superior de Hamburgo, el hombre tuvo que abandonar Alemania, a donde tiene prohibido regresar.