España alienta «un impulso decidido a la negociación» entre Israel y Palestina

González Laya no se pronunció de forma concreta sobre la posibilidad de que España siga los pasos de países como Suecia y reconozca el Estado palestino. En 2018, el entonces ministro de Exteriores, Josep Borrell, aseguró que este reconocimiento estaba «sobre la mesa», pero dos años después González Laya se limitó a decir que «llegará cuando se den las condiciones oportunas».

El ministro Ashkenazi insistió en la disposición de Israel de retomar un «diálogo directo, pero sin condiciones previas». Este diálogo directo está congelado desde abril de 2015 tras la retirada palestina, que exige que Israel detenga la expansión de las colonias en Cisjordania. La comunidad internacional considera los asentamientos «contrarios al derecho internacional» y «un obstáculo para la paz» y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas los declaró ilegales e instó a Benjamín Netanyahu a frenarlos, pero Israel no atiende a estas demandas y la solución de los dos Estados es cada vez más complicada.

Desde hace seis años un ministro de Exteriores español no visitaba Israel y Palestina en viaje oficial. González Laya pretende «impulsar el diálogo de manera decidida» como ocurrió en 1991 en Madrid, donde se dieron los primeros pasos de un proceso que llevó a la firma de los Acuerdos de Oslo. Fueron años de esperanza y en los que se soñaba con la paz. En aquella conferencia los portavoces de ambas partes fueron Netanyahu y Hanane Achraui.

El primero es hoy el primer ministro y auténtico hombre fuerte de Israel, pero en la agenda de la ministra no figura un encuentro con él. La segunda acaba de presentar su dimisión como miembro del ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y pide «reformas» en el sistema político palestino. Esta cara y cruz de los portavoces de aquella cumbre es un reflejo del rumbo adoptado por el conflicto en las últimas tres décadas.

Desde que se celebró la cumbre en Madrid y se firmó Oslo, Israel ha consolidado la ocupación de Cisjordania y ha acabado con la contigüidad del territorio que resulta clave para el establecimiento de un futuro Estado palestino, tal y como reclama la comunidad internacional. Tras la firma de Oslo el número de colonos en Cisjordania y Jerusalén Este era de 236.00, en la actualidad superan los 600.000 y su influencia es cada vez mayor en la política del país.

Los últimos cuatro años bajo el mandato de Donald Trump han ayudado a fortalecer aun más la ocupación. Trump presentó un «plan del siglo» para intentar resolver el conflicto, pero pronto lo dejó de lado y optó por centrar sus esfuerzos en la normalización de relaciones entre Israel y países como Emiratos Árabes Unidos, Bahrein o Sudán. González Laya, que hoy se reunirá con los presidentes Reuven Rivlin y Mahmoud Abbas, trató de ver el lado positivo del controvertido «acuerdo del siglo» y destacó que «ha servido para devolver el conflicto al foco internacional».