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El misterio en torno a la intoxicación por gas de centenares de niñas en centros escolares de Irán sigue sin resolverse y el goteo de casos, que hasta las Naciones Unidas han pedido que se investiguen de manera «transparente», no para de aumentar desde que ... en noviembre se detectaron los primeros. Hoy pasan ya del millar y la ola de envenenamientos, que por ahora no habría causado ninguna víctima mortal pero sí problemas respiratorios, mareos o dolor de cabeza a las afectadas, se extiende por todo el país. De hecho, ayer mismo, medios locales informaban de decenas de nuevas víctimas en diferentes zonas como Isfahán, Zanjan, Shiraz o Mashhad.
El Gobierno iraní se comprometió a buscar respuestas a esta sucesión de intoxicaciones que comenzó a finales de noviembre en la ciudad santa de Qom, uno de los puntos con más casos registrados desde entonces, y que se ha extendido ya por 52 escuelas. «Los responsables rendirán cuentas», advirtió el portavoz del Ministerio de Exteriores, Naser Kanani. La investigación, sin embargo, no parece haber dado resultados por ahora y tampoco se ha anunciado ninguna detención, lo que preocupa a madres y padres, que ya han protagonizado movilizaciones para pedir a las autoridades que actúen.
El presidente, Ebrahim Raisi, afirmaba hace unos días que los envenenamientos se deben a «un complot de los enemigos» para desestabilizar el país con «miedo y desesperación». «Buscan crear problemas en las calles, los mercados y las escuelas para provocar decepción entre la nación», acusó sin identificar a los supuestos culpables. Su viceministro del Interior, Majid Mirahmadi, ahondó en esa teoría al afirmar que los autores de las intoxicaciones buscan «cerrar escuelas» y, de paso, «culpar al sistema» con la intención de «reavivar la llamada apagada de los disturbios», en referencia a la cadena de protestas que generó la muerte de la joven Mahsa Amini hace unos meses en Irán.
El Ejecutivo de Raisi no tiene duda de que las intoxicaciones son «intencionales» y, aunque no hay todavía un informe que determine su origen, algunos de los casos registrados en otoño se relacionaron con la inhalación de gases a base de nitrógeno utilizados, por ejemplo, en industria o como fertilizantes agrícolas. Varias víctimas –más de una requirió hospitalización– contaron que habían percibido olores «desagradables» o «desconocidos».
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