Trump sigue los pasos de Biden e intenta ganarse el apoyo de los trabajadores en huelga en Detroit

La visita a Detroit marca oficialmente el pistolazo de salida de las elecciones presidenciales del próximo año, que por ahora se dirimirá entre Joe Biden y Donald Trump, en una reedición de la contienda de hace cuatro años. Para el acto electoral, Trump escogió terreno 'neutral', en Drake Enterprises, un fabricante de repuestos para automóviles no sindicalizado en el condado de Macomb, a pocos kilómetros de la localidad que Biden visitó la víspera.

En la planta de producción, Trump se dirigió a unos 500 trabajadores, incluidos algunos miembros del UAW, evitando respaldar explícitamente sus demandas de incremento salarial del 40%, jornadas laborales más cortas y mejores pensiones, reivindicaciones que, según las encuestas, apoyan la mayoría de los estadounidenses.

El expresidente ha acusado a los líderes del UAW de vender a sus miembros y ha atacado la política de energía limpia de Biden y su esfuerzo de incentivar a los tres gigantes automovilísticos a apresurar la fabricación de vehículos eléctricos.

El presidente del Sindicato de Trabajadores del Automóvil, Shawn Fain, que rehusó un encuentro con Trump, calificó de «ironía patética» que Trump realizara una manifestación para miembros del sindicato en una empresa no sindicalizada. En una entrevista con CNN el martes por la noche, Fain señaló no creer que (a Trump) «le importe en absoluto lo que representan nuestros trabajadores, y la clase trabajadora». «Sirve a una clase multimillonaria, y eso es lo que le pasa a este país», señaló.