El presidente electo estadounidense, Donald Trump. Reuters

Trump señala su apoyo a Israel en los primeros nombramientos

El fin del liderazgo exterior, la revancha, la línea dura, el premio a los leales y el desdén hacia las instituciones multinacionales son algunas de las características del nuevo gobierno

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Lunes, 11 de noviembre 2024, 21:34

La política exterior de Donald Trump no ha tardado en cobrar forma, con nombre y apellidos. Lo ha hecho a través del nombramiento de la congresista neoyorquina Elise Stefanik como próxima embajadora en la ONU a un puesto que tiene rango de gabinete, y por ... el expreso e innecesario rechazo de las candidaturas a cualquier puesto de la exembajadora Nikki Haley y el antiguo director de la CIA Mike Pompeo, que según publicó el presidente electo en Twitter, «no formarán parte» de su gobierno.

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El rechazo a Haley es su venganza personal por haberse enfrentado a él durante las primarias hasta el final, pese a que después ha hecho campaña por él. Más inquietante resulta el despido anticipado de Pompeo, al que se veía como un candidato potencial para el Departamento de Estado o de Defensa. Pompeo, que ya sirvió en su primera administración, era respetado en el partido y en el entorno de Trump, porque, a diferencia de Haley, eligió no presentarse a las primarias.

Su rechazo público se interpreta como un cierre a las políticas tradicionales del partido de Reagan en el ámbito mundial: el fin de los halcones y del papel de liderazgo que ha ejercido Estados Unidos en el mundo. Es también una victoria para el primogénito del presidente, Donald Trump Jr., que tuvo un papel relevante en la campaña y se perfila como la persona más influyente de su segundo gobierno, ahora que su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner, han elegido quedarse al margen.

Había incluso un movimiento para frenar la nominación de Pompeo, que bajo la etiqueta de 'Stop Pompeo' pidió que no solo se le apartara del gobierno, sino que se ejerciera la máxima presión para mantener a los neoconservadores fuera de la nueva administración. «¡¡¡Estoy de acuerdo al 100% 100% 100%!!! Estoy en ello», contestó el primogénito del presidente por la misma plataforma.

Con su eliminación y la retirada del senador de Arkansas Tom Cotton, otro halcón, el escenario está preparado para una política exterior que rompa con la tradición y con la búsqueda de alianzas en el Indo-Pacífico. La elección de Stefanik significa también un triunfo de la línea dura contra Hamás y un apoyo sin fisuras a las estrategias militares del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Stefanik había liderado la caza de brujas contra los cargos universitarios a los que se responsabilizaba de haber permitido las protestas estudiantiles contra el bombardeo de Palestina. Inicialmente había pedido que se le retiraran los fondos a la UNRWA, como hizo el Gobierno de Joe Biden, pero más recientemente defendía suspender todas las contribuciones a la ONU, el organismo ante el cual representará a Estados Unidos.

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Desprecio a Naciones Unidas

Desde Reagan, los gobiernos conservadores han mostrado su desprecio hacia la organización multilateral con nombramientos de embajadores que la atacaban, pero Stefanik probablemente eleve esa estrategia a nuevas cotas.

Como prueba de que la línea dura será la tónica del nuevo gobierno está también la designación de zar fronterizo de Tom Homan, el anterior director del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), que implementó la política de separación familiar. Otro premio a los leales. Y el reconocimiento de que aprovechar la luz de los focos en televisión sirve para atraer la atención y el respeto de Trump. Homan ha sido la cara que ha explicado en Fox cómo implementar su política de deportación masiva de «criminales».

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