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Lo necesitaba. Después de oír silbar las balas desgarrándole la oreja, Donald Trump necesitaba un baño de masas como el que recibió anoche, cuando apareció por sorpresa en la arena del Finserv de Milwaukee, donde el Partido Republicano acababa de confirmar su nominación como candidato ... presidencial.
Se trataba de su primera aparición pública desde que el sábado un joven de 20 años intentase asesinarlo con un rifle AR 15 desde el tejado de una casa cercana al escenario de Butler (Pensilvania) donde daba un mitin. Se sabía que, aunque aparatoso, el incidente no había sido grave. Esa misma noche su campaña difundió un vídeo en el que se le veía bajar sin ayuda por las escalerillas del avión, pero la toma no capturaba la oreja derecha con la que se encontró la bala. Eso dio pie a todo tipo de especulaciones y teorías de la conspiración. Anoche todo el mundo pudo ver la venda cuadrada que protegía el cartílago herido y el gesto emocionado de quien se ha visto a dos centímetros de la muerte.
Trump había estado en las pantallas de la convención todo el día, pero esas imágenes pregrabadas distaban mucho de la del expresidente esperando en el túnel de entrada, antes de hacer su aparición estelar al ritmo del God Bless The USA que le cantó en directo Lee Greenwood. «¿Alguien duda de que vaya a ser el próximo presidente de Estados Unidos?», preguntó el cantautor de música country, que le ha prestado su gran éxito para banda sonora de sus mítines.
Trump permaneció de pie, sonriendo, mientras el público enfervorecido le aclamaba a vítores. Se le veía emocionado, con los ojos brillantes y el gesto contenido, como aguantando las lágrimas que muchos y muchas derramaban en la arena. Su líder había sobrevivido a la muerte y apenas dos días después estaba allí, frente a ellos, sin tiempo siquiera para digerir lo que acababa de vivir, pero convertido en prueba viviente de que luchará hasta el final.
Era una demostración de fuerza, la que quiere transmitir en contraste con la debilidad de su rival. Poco antes, el presidente Joe Biden había aparecido en las pantallas de NBC con una entrevista exclusiva en la que reconoció haber elegido mal las palabras al pedir que se pusiera a Trump en la mira. «Lo que quería decir era que nos centrásemos en él», explicó. «Fue un error ».
El magnate se sentó en el palco de su familia, frente al escenario, con el hombre que a partir de ahora será su pareja de baile, el senador de Ohio JD Vance, al que había anunciado horas antes como su vicepresidente. Vance acudía de la mano de su esposa, Usha Vance, nacida en la India pero criada en California. Su presencia dejaba todavía más palpable la ausencia de Melania Trump, que pese a haber escrito una sentida nota sobre el impacto que tuvo para ella el intento de asesinato de su marido, no le acompañó a ese emotivo acto de vuelta a la vida. Melania Trump ha prometido estar presente el jueves, cuando dé su discurso de aceptación. Ese mismo día reaparecerá, también presuntamente, su hija Ivanka, la otra gran ausente.
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