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T. Nieva
Viernes, 19 de julio 2024, 20:56
El Partido Republicano quiere lanzarse a la conquista de los bastiones tradicionales demócratas que considera al alcance de su mano, animado por las encuestas que siguen consolidando la ventaja de Donald Trump sobre Joe Biden. El equipo conservador se propone abrir al menos una veintena ... de oficinas de campaña en estos territorios históricamente adversos e intensificará las visitas de su líder en busca del votante dubitativo y moderado. El magnate no solo quiere ganar la Casa Blanca, sino hacer sucumbir a sus oponentes. Su meta es arrasar y conseguir el liderazgo de la Cámara de Representantes y el Senado.
Las encuestas sitúan el punto de inflexión de la campaña conservadora en el debate frente a Joe Biden a finales de junio en la CNN. Allí el magnate escaló vertiginosamente sus opciones de cara a las presidenciales, no tanto por su capacidad de convencimiento sino por la palpable desorientación de su octogenario oponente.
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Según el sondeo más reciente, publicado por la CBS este jueves, el 70% de los estadounidenses asegura que el ataque sufrido por Trump en un mitin en Butler no cambiará su sentido del voto, pero resulta indudable que el tiroteo unido al efecto amplificador de la Convención Nacional Republicana ha tenido la consecuencia de cimentar su ventaja. Cinco puntos separan hoy a ambos candidatos, con un 52% de intención de voto para Trump frente a un 47% de Biden. El mismo análisis de la CBS, pero realizado el pasado 3 de junio, indicaba que la diferencia entre los dos era de solo dos puntos.
Pero, aparte del duelo personal, lo que puede pesar en mayor medida en el ánimo del Partido Republicano -y, por ende, en el demócrata- es el conjunto de predicciones relativo a los Estados bisagra, donde la tendencia históricamente puede cambiar de una elección a otra. En media docena -Arizona, Michigan, Nevada, Wisconsin, Georgia y Pensilvania-, Trump va por delante en cinco territorios.
De la misma manera, su campaña está convencida de que con el discurso adecuado a favor de la unidad y una actitud moderada puede cambiar el signo en algunos Estados adversos o, al menos, en las áreas urbanas que se le resisten. Su misión es convencer a los 'dobles enemigos' -electores que no quieren ni a Biden ni a Trump- y a los demócratas concienciados de que el presidente carece de facultades para continuar cuatro años más en la Casa Blanca.
El candidato republicano «está dominando en todos los Estados disputados», ha dicho su portavoz, Karoline Leavitt, en relación a los bisagra, y en otros que «desde hace mucho tiempo son demócratas, como Minnesota, Virginia y Nueva Jersey. Ahora están en juego», apostilla Leavitt. En Virginia y Minnesota, el partido planea abrir nuevas oficinas electorales mientras Trump frecuentará con mayor asiduidad Michigan, Pensilvania, Wisconsin y Nuevo México. Sus asesores creen que también tiene grandes expectativas en Maine, tradicional feudo del voto popular demócrata, Arizona y Carolina del Norte.
Trump dijo durante la convención que «millones de personas» residentes en estos Estados «se están uniendo a nuestro movimiento». Sin embargo, todavía queda por calibrar si la ofensiva republicana lo es por un convencimiento profundo o incluye una parte de táctica, consistente en hacer que el Partido Demócrata vuelque sus esfuerzos, a sus líderes y, sobre todo, su presupuesto en retener estos territorios mientras deja otros desatendidos y vacía sus arcas.
Una semana después de sufrir un atentado en Butler (Pensilvania), Donald Trump retoma este sábado su campaña en Grand Rapids (Michigan), donde debutará su compañero en la papeleta electoral y aspirante a vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance. El líder republicano llega a este Estado tras la convención nacional de su partido y posiblemente en el punto más fuerte de su carrera política.
El Servicio Secreto ha blindado la ciudad tras el estrepitoso error de seguridad que a punto estuvo de costarle la vida al expresidente cuando el joven Thomas Matthew Crooks le disparó desde un tejado a 135 metros del escenario. El departamento ha pedido decenas de agentes a la Policía del Estado y también colaborarán otras agencias para proteger al candidato, que ha cambiado el lugar al aire libre original por un pabellón cerrado. De hecho, el equipo de Trump ha modificado los emplazamientos de sus próximos mítines para que todos se celebren en recintos cubiertos.
Mientras, cientos de bomberos despidieron ayer en una iglesia de Pensilvania a Corey Comperatore, compañero suyo y el hombre que fue asesinado por Crooks de un balazo. Comperatore asistía al mitin de Butler y se arrojó sobre su familia cuando se produjo el atentado para protegerla de las balas.
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