En su primera entrevista como primer expresidente imputado, anunciada como «histórica» por la cadena Fox, Donald Trump dejó claro a amigos y enemigos que «nunca» se retirará de la competición por volver a la Casa Blanca ni aunque lo condenen. «Yo no hago eso», aclaró.
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El magnate acusado de 34 delitos de falsificación contable en relación con el pago de 130.000 dólares a la actriz de porno Stormy Daniels para comprar su silencio, defendió una vez más su inocencia y enmarcó el cerco legal que se cierne sobre él como una guerra sucia por motivos políticos. «No quieren enfrentarse a mí en las elecciones», argumentó. En teoría Trump podría gobernar incluso desde la cárcel, pero sabe que su investidura como candidato presidencial le proporciona la mejor defensa posible.
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Su entrevistador, Tucker Carlson, le presentó como alguien «moderado, prudente y sabio» . El objetivo era conocer su reacción a la experiencia judicial –«fue increíble, es gente dura pero tenían los ojos llenos de lágrimas, me pidieron perdón por tener que hacerlo», contó Trump, pero el grueso de la entrevista a lo largo de un día en su residencia de Mar-a-Lago (Florida) se centró en política exterior. Trump alabó al Gobierno Saudí como «gente excelente», a Vladímir Putin, como alguien «brillante» que «ama a Ucrania», y a Xi Jinping y Kim Jong-un como «gente de primera línea, son todos de primera línea, no como los gobernantes de aquí», añadió.
Cuando se le preguntó quién atacó los gaseoductos del Nord Stream, fue tácitamente explícito: «No puedo decírtelo porque no quiero dejar mal a mi país. Pero te diré quién no lo hizo: Rusia».
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