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Árboles caídos, vehículos volcados, líneas eléctricas derribadas, techos y paredes desplomadas retrataban la devastación causada por el paso de una treintena de tornados por el Medio Oeste estadounidense entre la noche del viernes y la tarde de este sábado. El fenómeno, que estuvo acompañado de ... fuertes tormentas eléctricas que se sintieron en media docena de Estados de la zona central del país, causó la muerte de al menos 18 personas, según confirmaron las autoridades. No obstante, se teme que el balance final sea mayor ya que hay cinco heridos graves y los equipos de rescate no descartan hallar más víctimas entre los escombros.
Las labores de búsqueda se concentraban sobre todo este sábado en el Estado de Arkansas, el más golpeado por la tragedia y donde se han contabilizado unos cinco fallecidos y medio centenar de personas hospitalizadas. Ante la magnitud de la destrucción, la gobernadora, Sarah Huckabee Sanders, declaró el estado de emergencia y desplegó a la Guardia Nacional para colaborar en las tareas de rescate.
En el condado de Sullivan, perteneciente al Estado de Indiana, los equipos de emergencia comunicaron tres muertos, mientras en Tennesse se reportaron siete. Alabama, Misisipi e Illinois informaron de un fallecido cada uno. El último de ellos al colapsar el techo de un edificio de la ciudad de Belvidere en el que se celebraba un concierto de heavy metal. La tragedia habría podido ser mucho mayor ya que cuando los fuertes vientos azotaron el teatro Apolo había unas 260 personas en su interior, según indicaron las autoridades. El derrumbe, eso sí, causó heridas a 28 de los asistentes, cinco de los cuales permanecían la noche de este sábado en estado grave.
Gabrielle Lewellyn, asistente al concierto de la banda Morbid Angel relató a la televisión WTVO que la gente se refugió en el sótano cuando el techo se vino abajo. «Sacaron a alguien de entre los escombros. Me senté con él, le tomé la mano y le dije que todo iba a estar bien. Realmente no sabía mucho más qué hacer», dijo mientras la cadena CNN cifraba en más de 300.000 el número de personas sin electricidad en el Medio Oeste estadounidense a causa del fenómeno.
Según el centro de predicción de tormentas, se contabilizaron treinta tornados distintos: doce en Arkansas, ocho en Iowa, siete en Illinois, dos en Tennessee y uno en Misisipi. A este último Estado había acudido el viernes el presidente, Joe Biden, para evaluar la devastación causada por las «supertormentas» que hace una semana arrasaron la ciudad de Rolling Fork y que, además de acabar con la vida de 26 personas, destruyeron muchas de las 400 casas de la comunidad.
«Hemos autorizado cheques para las personas que perdieron sus hogares, ya sean propietarios o rentistas, para que paguen las cosas que no están cubiertas por el seguro, como puede ser residencias temporales, reparaciones en las casas para aquellas que aún siguen en pie, o para reemplazar bienes personales, como muebles, electrodomésticos y vehículos», dijo el jefe de la Casa Blanca. «Haré todo lo que esté legalmente en mi poder para ser de ayuda a toda la gente de esta comunidad», añadió.
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