El Supremo de EE UU mantiene la píldora abortiva en el mercado

La decisión no es en sí una victoria sino apenas un respiro. Los magistrados han optado por dejar que continúe el proceso judicial, ya que ahora las partes tendrán que demostrar sus posiciones ante el 5º Circuito de Apelaciones, que supervisa los procesos judiciales de Texas, Mississippi y Luisiana. Se trata de un tribunal muy conservador que ya había sorprendido a muchos al revocar sólo parcialmente la sentencia del juez ultraconservador Matthew Kacsmaryk, sobre el que recaen automáticamente los casos presentados en Amarillo (Texas). Con su ayuda, la ciudad de 200.000 habitantes al norte del estado se ha convertido en el bastión desde el que los grupos conservadores atacan las legislaciones a las que se oponen moralmente.

«Esta sentencia nunca tenía que haber llegado hasta aquí», protestó anoche Cecile Richards, expresidenta de la organización de derechos reproductivos de la mujer Planned Parenthood. «Nunca se trató de la salud de las mujeres, sino de la salud política del país». Y ésa sigue en liza. El útero es solo el cuadrilátero en el que se disputa.

Esta vez, además, la industria farmacéutica amenazaba con retirar importantes investigaciones de nuevos medicamentos si prevalecía «el caos y el desorden», alegó Danco, el fabricante de Miferpirstone, que emanaría de revocar judicialmente una licencia otorgada por la FDA para la que ya se ha vencido cualquier plazo de reclamación. Si un solo juez puede retirar la comercialización en cualquier momento, ¿quién quiere invertir miles de millones en el proceso?

En su opinión disidente, el juez Samuel Alito señaló que ese hubiera sido el caso, porque cree que la FDA hubiera utilizado su discreción para mantener la píldora en el mercado, en esencia desafiando a la Justicia.