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El Walker Canyon de California, cubierto en marzo de 2019 por un manto naranja durante anterior la 'súper floración'.

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El Walker Canyon de California, cubierto en marzo de 2019 por un manto naranja durante anterior la 'súper floración'. EP

La 'superbloom' de California, las flores que nacen de la tragedia

Las inundaciones del invierno pronostican una 'súper floración' fuera de lo común en Estados Unidos, un fenómeno que llena de mostaza, amapolas, margaritas y otras flores las zonas áridas californianas

Miércoles, 26 de abril 2023

Decenas de muertos, cientos de miles de evacuados y dos decretos presidenciales de catástrofe natural. El último invierno en California pasará a la historia meteorológica del país por su crudeza extrema y una sucesión de ríos de tormentas que han desatado lluvias, nevadas y ciclones. Pero también la primavera está haciendo historia. La 'superbloom' ha llegado a las montañas del Estado, incluso a las reservas más desérticas, y creado una paleta de colores púrpura, dorado, violáceo, amarillo y naranja que ha atraído a miles de estadounidenses a las reservas naturales.

La 'súper floración' es un fenómeno ocasional, aunque en este siglo se han producido dos inusualmente sucesivos: en 2017 y 2019. Lo habitual es que surjan cada diez o quince años. Se producen a continuación de inviernos especialmente lluviosos, pero sobre todo sostenidos en el tiempo, y después de una sequía que haya dejado los suelos desérticos sembrados con millones de semillas. La continuidad de las lluvias en otoño e invierno resulta fundamental, ya que es la que suministra una humedad constante y permite que germinen y florezcan una amplia variedad de flores silvestres, cuyo desarrollo sería imposible en otras circunstancias porque cada una de ellas necesita de tiempos y condiciones sutilmente diferentes para prosperar. De ese modo se mezclan amapolas, girasoles del desierto, lirios, lupinos, phacelias, la mostaza o las tradicionales flores del cáctus generando cuadros multicolores visibles incluso desde el espacio.

La memoria floral de California es larga. La 'superbloom' tiene miles de años de edad. Sociedades enteras se han alimentado de las semillas e incluso los colonos españoles escribieron sobre estos vastos campos que llegan «hasta el mar». Los periódicos estadounidenses ya se referían a ellos en 1901, en reportajes que describían la costumbre de los angelinos de acudir en masa a hacer ramos de flores. El hábito se perdió a medida que Los Ángeles ganó extensión, las carreteras se desarrollaron y los barrios residenciales crecieron a sus lados.

La mayoría de las especies son nativas, aunque a los expertos les preocupa la colonización cada vez más amplia de terrenos por otras variedades foráneas que pueden cambiar dramáticamente el ecosistema del sur y centro de California o el desierto de Sonora, en Arizona. El fenómeno viene a durar entre dos y seis semanas. Luego las flores se secan el proceso vuelve a comenzar. El reparto espontáneo de semillas. Semillas guerreras. Resistentes. Pueden pasar décadas antes de que germinen. Lo normal es que ansíen a El Niño, el fenómeno que aprieta los cielos hasta regar durante meses las reservas naturales de California.

Los estudiosos de las 'súper floraciones' disfrutan de esta eclosión primaveral mientras escrutan posibles cambios en su dinámica. No solo se trata de la progresión de especies invasoras. El cambio climático amenaza con varias los ciclos de la 'superbloom' debido por un lado al aumento de las sequías, y por otro al riesgo de las tormentas explosivas, breves y catastróficas, que se llevan por delante las laderas de tierra en vez de generar una infilitración constante que convierte el terreno en humedales.

Este curioso fenómeno atrae a visitantes de todo el mundo. AFP
Imagen principal - Este curioso fenómeno atrae a visitantes de todo el mundo.
Imagen secundaria 1 - Este curioso fenómeno atrae a visitantes de todo el mundo.
Imagen secundaria 2 - Este curioso fenómeno atrae a visitantes de todo el mundo.

No obstante, la enorme resistencia de las semillas pronostica que cualquier transformación será muy lenta. Aguantan bien la sed. E incluso el fuego. Algunos expertos afirman que las eclosiones más espectaculares ocurren tras episodios de incendios forestales, lo que atribuyen a que el fuego acaba con la vegetación de superficie proporcionando más luz y nutrientes a las semillas.

Controlar visitas

Este año también existe una prevención extraordinaria hacia otra especie invasora: el ser humano. Los organismos forestales del Gobierno estadounidense y los patronatos de las reservas han creado una amplia infraestructura para intentar controlar las visitas a los campos ante las desagradables experiencias registradas en la 'súper floración' de 2019, donde numerosas hectáreas quedaron arrasadas por las pisadas de los curiosos.

Por ejemplo, las autoridades locales han prohibido el paso en el condado de Riverdale a los denominados caminos de flores de Lake Elsinore, senderos que pasan entre los macizos, después de que en 2019 se produjera una auténtica avalancha humana que, aparte de los destrozos naturales, causó graves problemas a los servicios de emergencia debido al número de senderistas que sufrieron esguinces y caídas. El colapso se agravó con la llegada de 50.000 visitantes e 'instagramers' convocados bajo el hashtag #superbloom que no tuvieron inconveniente en pisotear decenas de miles de amapolas para hacerse un 'selfie'. La destrucción masiva de flores, con la consiguiente pérdida de semillas para sembrar el suelo, ha forzado a las autoridades a extremar los filtros y tratar de ordenar los lugares donde pueden contemplarse de forma segura.

Algunos de los principales enclaves se encuentran en el Monumento Nacional Carrizo Plain, en el epicentro de California Central, donde florecen sobre todo la facelia, nativa del norte de México y el sudoeste de EE UU, los pastizales de ojos zules y las margaritas. Más allá se encuentra el parque estatal del desierto de Anza-Borrego, donde su enorme superficie permite que las parcelas florezcan en distintas etapas desde este mes de abril hasta el verano. Y al norte de Los Angeles, otro desierto, el de Mojave, se convierte en un prado dorado en su condición de mayor reserva de amapolas de California. Ahora bien, si se quiere un espectáculo auténticamente sobrenatural, nada como el Flower Fields del Carlsbad Ranch, en San Diego. En 20 hectáreas de terreno crecen nada menos que 70 millones de flores.

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