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El tiroteo de Lewinston ocurrido el jueves por la noche en una bolera y un restaurante pasará a la historia como el día en que Maine perdió su inocencia. Hasta entonces era el estado de la Unión con menos crímenes violentos. El año pasado solo ... se registraron 29 asesinatos, 15 de ellos a nivel doméstico. Pero el jueves, en apenas 15 minutos, un militar en la reserva dejó 18 muertos y 13 heridos. Lo peor es que los vecinos ni siquiera pueden salir a abrazarse, porque el asesino sigue suelto.
En una ciudad acostumbrada a vivir con las puertas abiertas, donde no se cierran ni los coches, este viernes hasta los comercios tenían la persiana bajada, las aulas estaban vacías y las fiestas de Halloween se habían cancelado. Robert Card, de 40 años, instructor de tiro, ha resultado ser un tipo muy listo y habilidoso al evadir la intensa persecución a la que le someten las fuerzas del orden. Sus compañeros del Ejército aseguran que, aunque nunca se curtió en ninguna misión bélica, «conoce bien el arte de la guerra». Eso ha dejado en ridículo a las autoridades locales y al FBI.
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«¡Salga con las manos en alto!», gritaban por los altavoces los agentes el jueves por la noche, cuando la búsqueda se concentró en su hogar familiar. Dentro, fuentes de Associated Press dicen que se encontró una carta suicida dirigida a su hijo, además de su teléfono móvil, algo que las autoridades no han confirmado. Lo único seguro es que él no estaba en la vivienda, por lo que todas las advertencias que hicieron pensar a la prensa que se aproximaba el fin de la cacería quedaron en nada.
La realidad es que nadie le ha avistado todavía. La Policía está inundada de falsas pistas que dan los habitantes bien intencionados a los que ha pedido ayuda. Cualquier arbusto que se mueva o ruido en el sótano da pie a una llamada. Todos están escondidos en sus casas conteniendo la respiración. Este viernes la búsqueda se había concentrado en el río Androscoggin, junto al que se encontró aparcado su coche -con un arma dentro- a la altura de Lisbon (Maine), la misma noche de la masacre. ¿Habría escapado por allí? Barcos y helicópteros con infrarrojos bustaban su pista en el agua, allí donde la habían perdido los perros. Se sabe que el sospechoso tenía un bote registrado a su nombre, por lo que la posibilidad de que cambiara de transporte se ha abierto camino.
Aunque nadie pueda olvidarse de él mientras ande suelto, la memoria de las víctimas se hacía presente a medida que se hacían públicos sus nombres. Tommy Conrad era el manager de la bolera Just-in-Time Recreation donde empezó la matanza. Deja huérfano de padre a una niña de 9. Joshua Seal era un activista sordomudo que los miércoles llevaba a su grupo a los bolos. Aaron Youg, de 14 años, es la víctima más joven. Murió con su padre, Bill, con el que jugaba esa noche. Joseph Walker era el manager del restaurante Schemengees Bar & Grill. Dicen que se lanzó contra el pistolero armado con un cuchillo de cocina y recibió dos impactos de bala en el estómago. El tiroteo más mortal del año en EE UU es comparable en número de víctimas al del colegio de Uvalde (Texas) en mayo del año pasado, pero en este caso la cuenta sigue abierta, hasta que Card sea encontrado vivo o muerto y sus vecinos puedan llorar juntos.
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