El caso contra Trump por fraude pone su imperio inmobiliario en peligro

La sentencia sella la investigación de la fiscal general de Nueva Yprk, Letitia James, sobre la Organización Trump iniciada en 2019 tras entrevistar a 65 testigos y examinar «millones de páginas de documentos». El expresidente, que fue condenado a una multa de 110.000 dólares por incumplimiento de citaciones de entrega de papeles, intentó bloquear el proceso con una contrademanda en septiembre de 2022 que retiró a principios de este año. En su declaración judicial negó haber actuado mal y dijo ser víctima de una «caza de brujas». «Todo el caso es una locura», declaró el magnate, que aseguró haber creado «la marca más popular del mundo».

La decisión del juez Engoron supone un serio golpe para el expresidente, que se enfrenta a una sanción de 250 millones de dólares (unos 236 millones de euros) y que, tras la cancelación de los permisos comerciales de su organización y otras subsidiarias en Nueva York, impide a Trump y sus dos hijos, Donald Jr y Eric, actuar como empresas y llevar a cabo operaciones en este estado. Su hija Ivanka, incluida inicialmente en la demanda, obtuvo un veredicto favorable en una contraquerella para ser excluida del proceso.

El magistrado dio a los Trump diez días para nombrar a tres personas que supervisen la disolución de las empresas a su nombre constituidas en Nueva York como sociedades de responsabilidad limitada (LLC). Las consecuencias no están claras, pero Engoron podría también prohibirles de forma permanente ejecutar operaciones comerciales de alto nivel en empresas con sede en ese estado y, adicionalmente, imponerles un veto de cinco años para la adquisición de bienes.

En sus comentarios, el juez citó la película 'Duck soup' ('Sopa de ganso' en España) de los hermanos Marx: «¿A quién vas a creer, a mí o a tus propios ojos?», dijo para rebatir el argumento de los abogados de Trump de que el millonario es sólo «un genio inmobiliario». Una ficción creada a base de inflar exageradamente los precios de sus edificios de oficinas y campos de golf, la finca Mar-a-Lago en Florida y su ático en la Torre Trump en Nueva York, que llegó a valorar en una cifra casi tres veces mayor de su tamaño real. Estaba sobrevalorado en 207 millones de dólares (unos 197 millones de euros).

La sentencia por fraude continuado demuele la imagen de empresario infalible que Trump creó de sí mismo y que ha definido su carrera empresarial y su acceso a la presidencia. La casa de naipes erigida sobre falsos cimientos empieza a desmoronarse con esta demanda ya perdida y, de cara al futuro, dificulta su solvencia financiera para su defensa de los 91 cargos que enfrenta en cuatro imputaciones y una serie de demandas civiles. Pero el expresidente continúa subiendo en las encuestas de las primarias republicanas en la contienda por la nominación para las elecciones de 2024.