Bernie Sanders, en un acto de campaña Efe

Sanders se acerca a Biden en la nominación demócrata

El senador 'socialista' resurge tras meses de bajo perfil por sus problemas físicos y un claro apoyo de la comunidad hispana

Caroline Conejero

Washington

Domingo, 29 de diciembre 2019, 00:13

A seis semanas de los primeros 'caucus' electorales, la carrera por la nominación demócrata a la presidencia de Estados Unidos no deja de sorprender, a pesar de que no parece todavía perfilarse un candidato lo bastante sólido como para arrebatar el colegio electoral a ... Donald Trump. Aunque las previsiones de los analistas no dejan de fluctuar, lo claro en este momento es que el partido demócrata tiene dos dilemas: Sanders y los hispanos.

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Tras meses de un moderado bajo perfil en las encuestas, altos y bajos en la campaña y un ataque cardíaco, Sanders ha resurgido con fuerza posicionándose en el segundo puesto con un 19,3%, nueve puntos por detrás de Joe Biden y cuatro por delante de Elizabeth Warren, que ha descendido levemente.

El Partido Demócrata, que en 2016 bloqueó a Sanders en favor de la nominación de Hillary Clinton, en lo que va de campaña ha continuado prefiriendo la invisibilidad del senador de Vermont en favor de Warren, cuyo buen perfil en las encuestas la proyectaba como la nueva portadora del electorado progresista.

Sanders, que cuenta con un electorado muy leal y en general joven y de clase media, es percibido en la formación del burro como demasiado a la izquierda. Aunque reconocen su base sólida, destacan su bajo crecimiento, algo que le limitaría para ganar las primarias. Mientras, Joe Biden, también con una base robusta, cuenta con una franja de electorado más amplia y con capacidad de expandirse, aunque al contrario que Sanders el expresidente puntúa bajo en estados con mayor diversidad y entre el electorado joven. Y en especial entre los hispanos.

Voto hispano

Tras años de bajo perfil electoral, la participación hispana resurgió significativamente en 2018 y se espera que los latinos representen más del 13% del electorado en 2020, un porcentaje que supera el de todos los demás grupos étnicos. Su franja se ha casi duplicado en estados como Georgia, Arizona, Colorado, Nuevo México, Carolina del Norte, Ohio y Pensilvania, según un análisis de Univisión. Y se espera que, en 2020, siete de cada diez hispanos vote demócrata, particularmente las mujeres.

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A pesar de ello, los hispanos están molestos con las campañas de los candidatos demócratas, que parecen desdeñar al electorado latino, ignorando las tradicionales invitaciones para conectar con los hispanos, sus líderes y organizaciones. A menudo mal entendido, lejos de ser un bloque monolítico, el electorado hispano cuenta con un alto nivel de diversidad cultural, étnica, económica y política, así como con gran autoorganización comunitaria y nacional, coexistiendo desde los grandes bastiones conservadores como los cubanos de Florida, hasta las franjas progresistas de mexicanos y centroamericanos en el Suroeste y California.

Este electorado está ahora altamente motivado por las recientes políticas antiinmigración y podría marcar la diferencia en las urnas de 2020, porque no siente que recibe el respeto que merece por parte del establisment demócrata.

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No es el caso de Sanders. De todos los candidatos, el senador es el mejor posicionado entre los hispanos, especialmente en California, un estado que cuenta con un 40% de latinos en su territorio y que adelantó sus primarias al 3 de marzo para tener un mayor impacto. Además, tiene un no poco estimable volumen de 500 delegados, diez veces más que el de los pequeños estados del norte.

Alexandra Ocasio-Cortez

Sanders, cuya campaña ha construido una robusta base de apoyo con los líderes de las comunidades hispanas, ha compartido escenario con la nueva estrella nacional, Alexandra Ocasio-Cortez, formada entre las filas de la campaña de 2016 del senador y líder del nuevo progresismo joven demócrata.

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Así las cosas, se vislumbra un escenario en el que Sanders, bien posicionado en Iowa y New Hampshire, ganaría con holgura en los primeros estados pequeños de mayoría blanca en los que suele rendir bien, como ya lo hizo en 2016 ante Hillary Clinton. Y de ahí, podría pasar a ganar Nevada, para coger además velocidad y arrasar en Carolina del Norte y el Supermartes.

Para ello el senador de Vermont necesitará que la dinámica de las primarias le favorezca lo suficiente como para producir un cambio significativo capaz de lanzarle por encima de Joe Biden en las encuestas y granjearle la nominación demócrata. La suerte está echada.

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