El 'rey del camelo' privatiza la Casa Blanca

Pese a su controvertido historial facineroso, Trump accede nuevamente a la Casa Blanca rodeándose de colaboradores que no selecciona por sus aptitudes para uno u otro cargo, sino por sus actitudes frente al mundo. La mayoría cuenta con patrimonios astronómicos y el resto se caracteriza por sus bizarras ideas conspirativas o antivacunas. Con arreglo al diccionario de la RAE, cuadraría bautizar a este peculiar séquito trumpista como 'la corte del Camelo', al ser Trump el rey de 'las noticias falsas' y los 'discursos que carecen intencionadamente de sentido', las dos definiciones del término 'camelo'.

En este clan familiar, el benjamín es quien echa una mano al padre para ganar las elecciones, al convencerle de que comparezca en esas nuevas redes comunicativas consumidas por la juventud. No cabe descartar que Barron Trump se plantee ocupar en el futuro como inquilino titular esa Casa Blanca donde se ha criado. Esta segunda investidura podría ser el preludio de una dinastía en la presidencia estadounidense, por la que desfilaran sucesivamente los vástagos de Trump y la prole del inefable Musk.

Como quiera que sea, el trumpismo ya ha colonizado buena parte del orbe, al modelar unos enfurecidos discursos reaccionarios y ultra-neoliberales que secuestran los ideales políticos de la modernidad. La justicia es la ley del más fuerte y la libertad equivale a saltarse todas las normas que restrinjan los caprichos del ricachón de turno. De ahí que Trump se permita bromear en serio con anexionarse Canadá, apropiarse Groenlandia o rebautizar el Golfo de México. Aún sin tomar posesión de su cargo ha evitado que se desconectara Tik-Tok ignorando una sentencia del Tribunal Supremo.

Un delincuente convicto, cuya pena han condonado las urnas, anuncia la expulsión inmediata de los delincuentes extranjeros y un indulto para quienes asaltaron el Capitolio. El mitin de la víspera ha dejado claro que no hay lugar para los perdedores, prometiendo depurar «la ideología radical de izquierdas» en las fuerzas armadas y los aledaños del Gobierno. En su paraíso mágico prospera una nueva criptomoneda que se llama 'memecoin' y el aislacionismo del mercado interior mediante aranceles disuasorios. Anuncia que impedirá la Tercera Guerra Mundial, además de poner fin a las guerras de Ucrania y Gaza.

El encargo de Musk para promover la eficiencia gubernamental entraña una descarada privatización del sector público y es probable que la legendaria NASA sea sustituida por Space X. Al hombre más rico del planeta le puede tentar hacerse con el monopolio de una vanguardista Inteligencia Artificial a su servicio. Desde la Casa Blanca se tomarán medidas favorables a los negocios privados de quienes integran el gobierno para incrementar sus fabulosas fortunas. Trump ha conformado un gabinete que parece más bien un consejo de administración empresarial. Convertir al Estado en una gigantesca empresa privada, con un omnímodo poder político y militar para defender sus propios intereses, difícilmente puede reportar beneficios a la ciudadanía, pero su proteccionismo nacionalista reportará graves turbulencias a la economía mundial.

Una ola de frío polar ha hecho que Trump jure su cargo sin estridencias en el interior del Capitolio asaltado hace cuatro años por sus fanáticos admiradores. Bajo esa glacial temperatura se inaugura una inédita era político-económica que auspicia la generalización de un populismo reaccionario predispuesto a tensar los frágiles equilibrios internacionales, registrándose inusitadas alianzas en el mapa geoestratégico, pues 'poderoso caballero es Don dinero, que al pobre entierra y hace propio al forastero'.

En su discurso prometió este lunes cambiar el sistema educativo y celebra que su segundo mandato revierta una horrible traición. Se propone declarar la emergencia nacional en su frontera sur y designar organizaciones terroristas a los carteles del narcotráfico. Revocará el pacto verde para exportar oro negro y fabricar coches a mansalva. Bajará impuestos elevando aranceles y enviará astronautas americanos a Marte.