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Estados Unidos se mantiene firme para que España y su Armada formen parte de la misión naval en el mar Rojo, contener la escalada armada de los rebeldes hutíes en Yemen y asegurar la navegación en una zona estratégica para el comercio marítimo mundial. El ... Pentágono ha difundido este martes la conversación telefónica que los jefes del Estado Mayor de la Defensa de ambos países han mantenido para que el Gobierno de Pedro Sánchez cambie su negativa inicial sobre de la operación en aguas del Océano Índico, llamada Guardián Protector.
El general estadounidense Charles Brown conversó el lunes con el almirante español Teodoro López Calderón y, entre varios temas de agenda, debatieron la posición española sobre la situación en el mar Rojo, según el comunicado publicado por el portavoz del Estado Mayor Conjunto, capitán Jereal Dorsey. "España es un aliado fiel y leal en la OTAN y estoy agradecido por las relaciones de larga data y estratégicas en materia de defensa entre nuestros dos países», escribió por otra parte Brown en su perfil de la red social X (antes Twitter) para informar del contacto telefónico.
La llamada, la primera entre ambos tras el nombramiento del general Brown el pasado octubre, permitió discutir sobre «la cooperación en seguridad estratégica, la invasión rusa de Ucrania y sobre el entorno de seguridad en Europa y Oriente Próximo», según el portavoz Dorsey. El capitán también mencionó que los mandos militares hablaron «sobre los ataques ilegales hutíes en curso contra embarcaciones comerciales que operan en aguas internacionales en el mar Rojo» y «el deseo de Estados Unidos de trabajar con todos los países que comparten un interés en mantener el principio de la libertad de navegación y garantizar el paso seguro de la navegación mundial».
Preguntado por esta conversación, el ministerio que dirige Margarita Robles confirmó la misma y solo se limitó a señalar que sirvió para poner de relieve «las magníficas relaciones con España». Nada más. Pero fuentes de Defensa reiteraron que no hay cambio de postura y se refirieron a las palabras de la ministra la semana pasada. Sostuvo que la misión planteada por Estados Unidos «no está definida» por el momento y que la Armada condiciona su presencia a la posición de los organismos multilaterales de los que forma parte: la Unión Europea, sobre todo, y la OTAN.
«España nunca ha tenido miedo a participar en ninguna misión, pero precisamente porque tiene rigor, porque tiene seriedad, porque tiene profesionalidad, lo que quiere es que las misiones se definan y que ningún país, sea cual sea este país, le diga a España lo que tiene que hacer», recalcó Robles durante una visita a Córdoba, refiriéndose así al hecho de que fue el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, quien anunció que nuestro país participaría junto a una decena de aliados sin contar antes con el Gobierno de Sánchez.
El asunto también fue tratado durante la llamada telefónica entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente estadounidense, Joe Biden, el pasado 22 de diciembre, según la nota publicada por la Casa Blanca, si bien Moncloa no hizo referencia a esta cuestión. Según la versión estadounidense, ambos abordaron el conflicto en Gaza entre Israel y Hamás y «subrayaron la importancia de garantizar que no se extiende en la región, incluida la condena a los ataques en curso por parte de los hutíes contra barcos comerciales en el mar Rojo».
Pero, ¿qué hay realmente detrás de la negativa española? Tal y como adelantó este periódico según fuentes del Estado Mayor de la Defensa, España ya forma parte con una fragata de guerra de la misión de la UE en el Golfo de Adén, llamada Atalanta, que lucha contra la piratería somalí y defiende los intereses estratégicos de la industria pesquera nacional en el Índico (los atuneros vascos y gallegos, fundamentalmente).
Entre sus cometidos actuales ya está vigilar la aguas del mar Rojo, por lo que cualquier presencia ahora en la misión naval patrocinada por Estados Unidos solo sería posible si la UE acepta no solo mantener sino reforzar Atalanta con otra fragata de otro país comunitario. Una circunstancia que no está encima de la mesa por ahora, tal y como ha constatado la representación militar española en Bruselas. Por lo tanto, el Gobierno prefiere mantener su posición de fuerza en Atalanta, donde es el principal contribuyente y aporta además una misión de vigilancia aérea.
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