Secciones
Servicios
Destacamos
Es posible que no haya días buenos para ser policía en el sur de Texas, pero el martes fue uno para no olvidar. Desde primera hora de la mañana los agentes empezaron a recibir llamadas de disparos inconexos que tuvieron en vilo a la ciudad ... de Austin. Para cuando cayó la noche, nueve personas habían sido víctimas de los disparos y seis de ellas habían perdido la vida.
Las víctimas eran variopintas. El policía de un instituto que hacía la ronda recibió un disparo en la pierna sin venir al cuento. Una ciclista que volvía a casa después del trabajo, una pareja cuyos cuerpos se encontraron «amontonados en un armario», un agente que respondía a un intento de robo, otro matrimonio muerto en su casa. Y para rematar la jornada, una persecución de película que acabó cuando el coche del sospechoso se estrelló. Lo que se dice un día de locos, del que la oficina sheriff ni siquiera quiere hablar hasta que logre conectar el puzle de sangre y fuego.
Noticia relacionada
La buena noticia es que la Policía cree que todos esos incidentes están conectados al mismo hombre que lograron detener al filo de las 8 de la noche, Shane James, de 34 años. Tan confuso es todo que las autoridades ni siquiera han querido dar su nombre, pero la prensa lo ha encontrado con la foto de su arresto, que forma parte de los documentos públicos. Tenía la cabeza rapada y una marca ensangrentada en la frente, que pudo ser fruto del enfrentamiento a tiros que sostuvo con las fuerzas del orden o el choque final.
Se trata del 38 tiroteo masivo del año en Texas, definidos como aquellos en los que mueren más de cuatro personas, sin contar al pistolero. El día había empezado con un disparo, sin causa aparente, que recibió el sargento de Northeast Early College High School mientras patrullaba las instalaciones del instituto. Eso hizo pensar que se trataba de un tiroteo escolar en acción. El centro cerró de inmediato puertas y ventanas a cal y canto, los profesores y alumnos pusieron en marcha los protocolos, tantas veces entrenados en simulacros, y las ambulancias llegaron a la escena, junto a las fuerzas de 15 agencias policiales que respondieron al presunto tiroteo escolar.
Todos se fueron de vacío, menos la ambulancia que transportó al sargento herido en una pierna hasta un hospital cercano. «El campus está seguro», dijo a mediodía un comunicado colgado en las redes sociales del Distrito Escolar Independiente de Austin. Con todo, los alumnos siguieron atrapados en las aulas y sus padres agonizaron esperándoles, porque cinco minutos después la Policía respondió a las denuncias de disparos oídos en una casa de Shadywood Drive (Austin), donde encontró a un hombre y a una mujer «con claros signos de trauma». Una de ellas murió en la escena. La otra al llegar al hospital.
«Rogamos al público que permanezca vigilante y esté alerta a sus alrededores porque no tenemos a ningún sospechoso en custodia», pidió en un inquietante comunicado el Departamento de Policía de Austin. Pasarían todavía dos horas antes de que el centro escolar permitiese a los alumnos salir «de forma controlada» para reunirse con sus angustiados familiares en un centro cercano. Las clases seguían canceladas este miércoles, porque de ese susto no se recupera alguien en pocas horas.
Antes de que cayera el sol, una ciclista que circulaba por 'El Carril de la Masacre', literalmente (Slaughter Lane), recibió otro disparo inesperado que todavía no se ha podido conectar coherentemente con el reguero de sangre que dejó el sospechoso. Eran las 17:00 h y todavía faltaba mucho por ver. Casi dos horas después los servicios de emergencia recibieron un aviso de un robo que se estaba perpetrando en Austral Loop. El primer agente que llegó a la escena encontró en el patio trasero a un individuo que «inmediatamente abrió fuego contra él», explicó este miércoles en conferencia de prensa el jefe de Policía interino de Austin, Robin Henderson. El agente devolvió los disparos, pero se cree que no acertó en el blanco.
Noticia relacionada
La noticia de un oficial herido y un delincuente armado que andaba suelto se difundió rápidamente por todas las emisoras, con información sobre el vehículo en el que se había dado a la fuga. Cuando el resto de los agentes entraron en la casa donde presuntamente estaba perpetrando un robo, se encontraron con dos cadáveres. Cuando el sospechoso se estrelló con el coche durante la persecución y fue detenido, parecía que la locura del día había llegado a su fin, pero al informar a la oficina del sheriff del condado de Bexar, entre Austin y San Antonio, de la dirección de la calle Port Royal en la que tenía su residencia, los agentes encontraron dentro «una escena espeluznante» que ni siquiera han querido describir. «Solo sé que nadie merece morir de esa manera», dijo el sheriff Javier Salazar. Según la emisora KXAN, se trataba de los padres del sospechoso, un matrimonio de menos de 60 años, que los vecinos describieron como «buenas personas».
«Texas llora la muerte de seis tejanos asesinados por un criminal empedernido que no debe volver a ver nunca la luz del día», sentenció el gobernador, Greg Abbott, en un comunicado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.