La policía de Nueva York desocupa por la fuerza a manifestantes propalestinos de la Universidad de Columbia

Era la segunda vez en dos semanas que la policía neoyorquina irrumpía en las sagradas instalaciones universitarias para desmantelar la acampada de protesta propalestina, que pide a la institución educativa cortar lazos con las empresas que apoyan a Israel. Tras esa primera experiencia del 18 de abril, que incendió la llama en medio centenar de universidades de todo el país, la presidenta de Columbia, Minouche Shafik, informó en un comunicado que no volvería a invitar la actuación policial porque solo inflamaría los ánimos y atraería a más manifestantes. Sin embargo, la ocupación del emblemático Hamilton Hall, el lunes por la noche, le hizo cambiar de opinión.

Las rejas del campus se habían cerrado a cal y canto al amanecer, sin permitir la entrada a estudiantes o profesores, salvo a residentes y personal de esencial. Al atardecer, la policía cerró con vallas metálicas el perímetro que rodea las instalaciones de las instalaciones de Morningside, entre las avenidas Ámsterdam y Broadway, en preparación para el operativo que comenzó pasadas las 9 de la noche hora local.

«Estoy impresionada por el despliegue de fuerza que estoy viendo», se espantó Estefanía Mullally, una argentina especialista en derechos humanos y políticas públicas de la organización Global Freedom of Expression, que se había acercado a las protestas. «Esto me recuerda más a la dictadura argentina que a la democracia de EE UU». Helicópteros y drones sobrevolaban en esos momentos las manifestaciones de apoyo a los estudiantes acorralados dentro del campo. Era solo el principio de un operativo que incluyó una grúa por cuya pasarela los antidisturbios abordaron el edificio directamente por las ventanas de la segunda planta.

Se oyeron gritos, golpes y órdenes furibundas. Según la emisora de Columbia WCKR, en el Hamilton Hall se encontraban en ese momento entre 20 y 50 estudiantes. La universidad sostiene que se trataba de individuos ajenos a la institución, pero la emisora afirmó que «la narrativa de los agitadores externos» era falsa. «No podemos asegurar que todos y cada uno de ellos fueran estudiantes de Columbia, pero sí puedo decir que después de dos semanas siguiendo las protestas conozco personalmente las caras y de muchos de ellos a los que reconozco como nuestros compañeros», aseguró David Gonzales.

La marcha de un autobús repleto de estudiantes detenidos dejó tras de sí un humor sombrío en el campus, topado por una tromba de agua primaveral. Según el comunicado de la presidenta, la policía de Nueva York se quedará custodiando las instalaciones hasta el próximo 17, dos días después de la ceremonia de graduación, para asegurarse de que no habrá otro 'Mayo del 68'.

Los focos de las linternas policiales ventana por ventana indicaban que, después de desalojarlo, los agentes revisaban cuidadosamente las aulas y oficinas del edificio rebautizado durante menos de un día como Hind's Hall, en honor a Hind Rajab, la niña de seis años que simboliza el horror de Gaza. La pequeña, así como el personal médico que acudió en su ayuda, falleció mientras esperaba una ambulancia que también fue bombardeada por los israelíes. El momento en que la policía descolgó el cartel con su nombre que colgaba de la fachada del Hamilton Hall puso fin a ese breve capítulo de 20 horas que ha inspirado protestas estudiantiles alrededor del mundo