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Nueva York
Viernes, 27 de enero 2023
Los activistas de Black Lives Matter que el viernes por la noche recibieron con indignación los vídeos de la paliza mortal que cinco policías de Memphis propinaron injustificadamente el pasado día 7 a un joven de 29 años concedieron a su madre el deseo que ... les expresó en conferencia de prensa horas antes de que se hicieran públicas las imágenes: «Protestad pacíficamente», les pidió RowVaughn Wells. «No quiero que queméis nuestras ciudades o destrocéis nuestras calles. Si de verdad estáis aquí por mí y por Tyre, protestaréis pacíficamente».
Video 4 from City of Memphis on Vimeo.
El presidente, Joe Biden, había mandado mensajes de calma. Por una vez todos los jefes de policía del país estuvieron de acuerdo en que no había excusa para la brutalidad con la que el joven empleado de FedEx se encontró, sin saber por qué. Los agentes de la unidad especial conocida con el acrónimo de Scorpion alegan que le dieron el alto por conducir temerariamente, algo de lo que la propia jefa de policía de Memphis dice no haber visto evidencia alguna.
Nichols estaba mucho más calmado que ellos al principio, sorprendido por la inexplicable agresividad de los agentes, que lo sacaron abruptamente del coche y lo tiraron al suelo a gritos y obscenidades. «Tranquilos, estáis haciendo mucho, yo solo quería ir a casa», se le oye decir en el primero de los vídeos hechos públicos. Fue el último, tomado por una cámara sin sonido desde lo alto de un poste de la luz, el que ofrece la mejor imagen de los tres minutos de brutal paliza que dieron pie a su muerte tres días después.
En ellos se aprecia también que los sanitarios de la ambulancia tardaron veintidós minutos en asistirle, mientras el joven esposado se retorcía en el suelo. Los activistas que este fin de semana expresan su rabia en las calles por otra muerte sin sentido piden también cargos para ellos. Los cinco policías afroamericanos que le propinaron la paliza han sido imputados por delitos que llegan hasta el homicidio en segundo grado, lo que puede suponer entre 15 y 60 años de prisión.
El viernes la Policía de todo el país, que se sabía observada por el mundo, se contuvo frente a las protestas y hasta soportó las provocaciones con inusitado control. En Los Ángeles donde el recuerdo de las reyertas raciales por el vídeos de Rodney King en 1991 sigue vivo, los agentes llegaron a lanzar gases lacrimógenos en una ocasión, pero en general toleró bien los gritos de los manifestantes y los incidentes menores de vandalismo que se limitaron a pintadas y empujones.
En Nueva York los manifestantes también tenían sus propios traumas por muertes como la de Eric Garner, reducido violentamente hasta causarle la muerte por vender cigarrillos sueltos de un paquete de tabaco. Tres personas fueron detenidas en Times Square, una de ellas por saltar encima de un coche patrulla y romper el cristal de una patada, otra por pegarle dos puñetazos a una gente y la tercera por grafitis.
Video 1 from City of Memphis on Vimeo.
Así de menores fueron los incidentes relacionados con las protestas, que se extendieron mucho más allá de las fronteras de Tennessee y sirvieron para engrasar la maquinaria de Black Lives Matter. Las protestas se reprodujeron en las principales ciudades de Estados Unidos. Las autoridades de Memphis habían calculado la publicación de los vídeos para hacerla coincidir con el fin de semana. De ese modo los colegios estarían cerrados, los comercios apuntalados y pocos tendrían que temer la ira racial camino del trabajo. Eso les da a los manifestantes todo el fin de semana para desahogarse sin causar grandes trastornos, y el lunes, se espera, de vuelta a la normalidad.
Tal vez para ellos, pero no para la madre de Nichols, que no volverá a ver a su hijo cruzar por la puerta. En sus últimos minutos de conciencia, a menos de cien metros de su casa, el joven llamó a gritos a su madre, como hiciera George Floyd en Mineápolis cuando otro policía se sentó encima retorciéndole el brazo hasta asfixiarlo. Ben Crump, abogado de ambos casos, había comparado el vídeo con el de Rodney King –el motorista de Los Ángeles cuya brutal paliza desató en 1991 las mayores revueltas raciales en la historia de California– y no se equivocó. Resultó ser tan «cruel e inhumano» como había anticipado la propia jefa de policía de Memphis. Sin embargo, en el contexto actual muchas cosas eran distintas de lo que pasó con George Floyd hace dos años y medio.
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Donald Trump ya no es presidente. En lugar de decir que «mueren más blancos que negros a manos de la Policía» y mandar a la Guardia Nacional para reprimir las manifestaciones, Biden llamó a la familia de la víctima y le ofreció sus sinceras condolencias. El mandatario prometió hacer todo lo que esté en su mano para asegurar que el sistema de justicia criminal «vive a la altura de sus promesas de justicia imparcial y tratamiento digno para todos», dijo en un comunicado.
Más importante aún, la jefa de policía de color de Memphis, Cerelyn Davis, ha coordinado la respuesta con la familia. La investigación interna resultó rápidamente en el despido de cinco de los agentes involucrados, todos ellos de color. La Fiscalía ha tardado menos de tres semanas en presentar cargos contundentes, por lo que para cuando el viernes por la noche se hizo público el vídeo, ya estaban en la cárcel. El eslogan más repetido por los manifestantes de 'Sin justicia no hay paz' perdía fuerza. Pero todos quieren asegurarse de que la reacción ejemplar no se debe a otro sesgo racial, sino que será la tónica para otros abusos en el que los policías involucrados sean blancos. «Que no nos vuelvan a decir que esto toma tiempo», advirtió el abogado. «A partir de ahora este va a ser el estándar que tendremos en todo el país».
Lo ocurrido a Nichols no era una excepción, sino el patrón de una conducta atribuida a la unidad especial contra la violencia de bandas creada hace dos años. A la ciudad de Memphis se le acusa de haber traído a jóvenes policías de color sin experiencia, procedentes de otras localidades y con turbulento pasado, para que hicieran el trabajo sucio de patrullar las zonas más calientes de Memphis, dónde operan las bandas callejeras, y les diera cobertura racial.
Video 3 from City of Memphis on Vimeo.
En lugar de eso ejercían su superioridad con cualquier conductor, persiguiendo supuestas faltas de tráfico sin demostrar, para las que inventaban excusas en voz alta, a sabiendas de que sus propias cámaras grababan las imágenes y conversaciones. «Debe estar puesto», dice uno en el vídeo de Nichols, pero nadie le ha encontrado restos de alcohol o drogas en la sangre ni en el coche. «Intentó quitarme el arma», dice otro, sin que las imágenes lo corroboren. «A mí casi me pega en la frente», relata un agente, a pesar de que el joven estaba esposado.
El trabajador de FedEx y padre de un niño de 4 años, que tenía el nombre de su madre tatuado en el brazo, fue el primero que intentó calmarlos con docilidad, pero pronto comprendió, a fuerza de gas pimienta, descargas eléctricas (seis en menos de un minuto) que 'los escorpiones' estaban fuera de control. Temiendo por su vida se las apañó para darse a la fuga, lo que solo sirvió para encolerizar aún más a sus depredadores. «Espero que le pateen el culo», se oye decir en uno de los vídeos a un policía blanco sin identificar, cuando oye por radio que le han dado caza. Los dos ayudantes del sheriff presentes en la escena fueron suspendidos ayer al hacerse públicas las imágenes.
A Nichols lo convirtieron «en una piñata humana», según describió su abogado. Uno de los policías le propinó tantas patadas en la cabeza que salió cojeando. Otro se cebó con él a palos con la porra mientras dos de sus compañeros le agarraban por los brazos. «¡Dame la mano, dame la puta mano!», gritaba mientras le golpeaba sin parar para que sus palabras sirvieran de coartada. Todavía cuando se cansaron de pegarle lo dejaron allí tirado en el suelo durante casi media hora sin atenderle. Mientras, ellos recuperaban el resuello, se calmaban y bromeaban. La ambulancia ya estaba allí, pero tampoco tenía prisa en trasladarlo.
Nichols falleció tres días después, víctima de la paliza que le provocó, entre otras cosas, fallos renales y cardíacos. Los expertos médicos que han visto el vídeo calculan que el cerebro debió inflamarse de tantas patadas. La madre del chico, a la que los médicos advirtieron que su estado no correspondía a la descripción de los hechos que hizo la Policía al llevarlo, se encontró en el hospital con una imagen que nunca podrá borrar. «Tenía moratones por todos lados, la cabeza hinchada como una sandía, el cuello roto, la nariz como una 's'», describió entre sollozos durante la conferencia de prensa del viernes. «Cuando lo vi así supe que ya lo había perdido y que si sobrevivía sería como un vegetal».
La mujer no pudo ni quiso ver el vídeo completo. No le hacía falta para saber que los agentes lo golpearon como animales y, aún así, fue la primera en pedir manifestaciones pacíficas, de acuerdo con las peticiones que le llegaron desde la jefa de policía hasta la casa Blanca. «Como a tantos otros, me ha indignado y me ha dolido profundamente ver este vídeo terrorífico de la paliza que resultó en la muerte de Tyler Nichols», dijo el presidente en un comunicado llamando a la calma.
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