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En junio de 1963, el monje budista Thich Quang Duc se inmoló en las calles de Saigón incendiando las protestas por la guerra de Vietnam. En 2010, el vendedor ambulante tunecino Mohamed Bouazizi desató la primavera árabe al inmolarse y obligó a huir al dictador ... Zine El Abidine Ben Ali. El domingo, en Washington, el soldado activo de las Fuerzas Aéreas Aaron Bushnell se prendió fuego frente a la embajada israelí y no pasó absolutamente nada.
El joven de 25 años, nacido en San Antonio Texas, sabía que llevaba a cabo «un acto de protesta extremo», pero caminó con paso firme hacia la muerte porque «en comparación con lo que experimenta la gente en Palestina a manos de sus colonizadores, no es nada extremo».
Bushnell hizo todo lo que estuvo en su mano para que los medios se hicieran eco de su sacrificio y no muriese en vano. Comenzó a grabar en streaming cuando se acercaba a la verja de la embajada israelí para explicar, de su propia voz, lo que hacía y por qué lo hacía. «Soy miembro activo de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. Ya no seré más cómplice del genocidio», declaró. Su vídeo se emitía en directo por la red social de Twitch y horas después daría la vuelta la vuelta por Twitter y otras plataformas. «No podemos confirmar la autenticidad de este video, ya que es parte de la investigación», se excusó ayer un portavoz del Departamento de Policía Metropolitana de Washington. No hacía falta. Esa mañana el soldado había mandado un email a los principales medios de comunicación en el que informaba de que «estaba a punto de involucrarse en un acto de protesta extrema». Las autoridades dicen «no saber» si se trataba de un acto de protesta, pero las palabras que grabó él mismo antes de dejar apoyado el teléfono en un árbol para regarse de gasolina y encender la mecha, lo dejan muy claro. «Free palestine!», es lo último que se le oye decir, antes de los alaridos de dolor.
Uno de los agentes que acuden a la llamarada saca la pistola y le apunta, gritándole que se tire al suelo. «¡No necesitas una pistola, lo que necesitas es un extintor!», se oye gritar a alguien. Bushnell falleció después de sus heridas en un hospital cercano. Es probable que tardasen en proporcionarle ayuda médica porque en ese momento los agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos temían acercarse al cuerpo e investigaban su vehículo, por temor a que hubiera dejado trampas explosivas en su cuerpo o su coche.
Según su perfil de LinkedIn, Bushnell se había graduado en noviembre de 2020 como el primero de su clase en Entrenamiento Básico y comenzaba como ingeniero de software en las fuerzas aéreas. En Twitter se dice que su madre es editora de una discográfica cristiana y su padre tiene una empresa de construcción en Ohio, pero no hay nada oficial.
I’m wondering if this POS was thinking that U.S Air force soldier #AaronBushnell was going to jump and attack him when he clearly couldn’t. Why was he so intense at holding the weapon at the charred body? Anyone this scared shouldn’t have this job. pic.twitter.com/JWCSyD9FIK
— 🇵🇷 Γεώργιος 🇺🇸 #Fuckyourfeelings (@TheGM716) February 26, 2024
En la conferencia diaria del Pentágono, el mayor general Payder, encargado de prensa, no aludió a este «trágico incidente» hasta que se le preguntó directamente. «Informaremos de ello a las 24 horas de que se le haya comunicado a su familia», se limitó a decir. La investigación se la deja a la policía de Washington, lo que le permite al Pentágono dedicarse a seguir apoyando a Israel en defenderse del terrorismo. «Nuestro apoyo a Israel es invulnerable», reafirmó.
Se trata de la segunda inmolación frente a una misión diplomática de Israel en Estados Unidos, después de que en diciembre un manifestante pro palestino se prendiese fuego frente al consulado israelí en Atlanta (Georgia), sin que la policía hiciera público su nombre ni su género, solo que se le encontró una bandera palestina y se encontraba en estado crítico. Y hace apenas dos semanas, una mujer con un niño de dos años de la mano entró a tiros en una iglesia evangélica de Lakewood, a las afueras de Houston (Texas), con un rifle semiautomático que llevaba una pegatina de Palestina. La policía la mató de un disparo y, de caminó, le metió una bala al niño en la cabeza. Su protesta por Palestina no llegó a los titulares. Se la considera una desequilibrada mental.
En eso términos se asociaba ayer a Bushnell en un artículo de la revista Time, que acababa con una nota: «Si conoce a alguien que esté experimentando crisis de salud mental o contemple el suicidio, llame o envíe un mensaje de texto al 988». Sus compañeros de las Fuerzas Armadas escribían ayer en X (antes Twitter), que Bushnell «era uno de los camaradas más comprometidos» que habían conocido.
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