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El día 30 el Gobierno de Estados Unidos se quedará sin fondos para seguir operando, a menos que la Cámara de Representantes autorice una inyección de corto plazo que empalme con los próximos presupuestos. Algunos congresistas radicales del Partido Republicano habían advertido al portavoz Kevin ... McCarthy que no aprobarían ese salvavidas a menos que pusiera a votación una investigación de impeachment contra el presidente Joe Biden por una presunta implicación en los negocios de su hijo, pero McCarthy tiene suficientes votos para sacarla adelante. Ante esa tesitura de quienes piden su cabeza, ayer dio un giro a la situación y autorizó la investigación de impeachment por decreto.
Es la primera vez en la historia que se inicia formalmente sin que la vote la Cámara Baja, lo que a juicio de republicanos tan trampistas como el senador Lindsey Graham la hace ilegítima. A McCarthy no le importa. «Creo que lo que ha hecho con esta situación es quitarla de la mesa para que el Comité de Supervisión (al que se la ha encargado) siga haciendo el trabajo que había hecho durante meses y nosotros nos centremos realmente en el gasto», analizó en MSNBC su correligionario Ken Buck, que no solo es miembro de su partido sino también del llamado «freedom caucus», en el que se integran los representantes de la ultraderecha. El hecho de que incluso algunos de sus miembros estén en desacuerdo con investigar al presidente por un presunto caso de nepotismo y corrupción dice mucho de la fragilidad de las acusaciones, para las que no se ha presentado ninguna evidencia.
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Mercedes Gallego
Con esta jugada McCarthy podrá dedicarse a negociar el recorte de gasto que satisfaga a los conservadores fiscales, calmar los deseos de venganza del ex presidente Trump y sus acólitos y conservar el puesto que obtuvo vendiendo su alma al diablo, tras 14 votaciones fallidas. Para ello el portavoz aceptó en enero que cualquiera de sus correligionarios pueda poner a votación su despido sin mayor burocracia, por lo que vive en el aire a expensas del ala más radical.
La conferencia de prensa en la que anunció la investigación de impeachment duró tres minutos y medio en los que no aceptó preguntas. El portavoz ha encargado las averiguaciones al Comité de Supervisión de la Cámara baja, que ya investiga el tema desde enero, por lo que nada cambia. Los republicanos quieren demostrar que Biden utilizó su cargo de vicepresidente durante el mandato de Obama para favorecer los negocios de su hijo díscolo Hunter Biden, pero hasta el momento no ha podido probar nada contra él.
Hay material abundante contra la oveja negra de la familia que, en palabras de uno de sus socios, durante años vendió la ilusión de que tenía acceso al poder. Para ello esporádicamente llamaba a su padre y lo puso en altavoz frente a sus socios. Según los testigos las conversaciones versaron en torno al tiempo y otros temas pueriles. No hay duda de que el hijo drogadicto del expresidente aprovechó el brillo de su apellido para conseguir puestos multimillonarios en consejos de administración de empresas internacionales en las que no tenía nada que aportar más que el espejismo de que pudiera influir en el Gobierno de Estados Unidos. Eso le permitió una vida alocada de fumar crack en hoteles de lujo con prostitutas, tal y como ha contado en su libro «Beautiful Things».
Muchos legisladores republicanos están de acuerdo en criticar a Biden como un mal presidente, pero de ahí a acusarlo de corrupción, abuso de poder y obstrucción a la justicia hay un gran trecho. Una votación del impeachment hubiera obligado a todos los republicanos a retratarse, lo que podría haber perjudicado electoralmente aquellos que representan a distritos moderados que votaron por Biden en las elecciones. «Es una pérdida de tiempo, es una tarea de tontos», dijo anónimamente uno de ellos a The Hill.
No existe ni la más remota posibilidad de que en el supuesto de que las investigaciones acaben llevando artículos de impeachment estos puedan votarse en el Senado, donde los demócratas tienen mayoría, pero satisfará los instintos vengativos de Trump, que «ha dejado muy claro a través de sus redes sociales que quiere ver al presidente Biden pasar por un impeachment», dijo Buck. «Francamente puedo ver a Donald Trump disfrutando de este momento, que además distrae la atención de las cuatro causas judiciales que enfrenta».
Con ello el expresidente refuerza su poder sobre el partido al que arrastra al radicalismo y, tal vez, a la derrota legislativa, porque muchos republicanos temen que los votantes les pasen factura en las urnas. El propio McCarthy había dicho once días antes a Breitbar que un impeachment es «un tema muy serio». Tanto, que «si nos movemos a abrir una investigación será a través de un voto en la cámara, y no a través de la declaración de una sola persona». Como hizo ayer en contra de sus propias palabras.
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