Maui resurge de las cenizas y anuncia su reactivación como destino turístico. El pasado 8 de agosto, miles de visitantes se agolpaban en el aeropuerto de Kahului para huir del fuego que cubría el oeste de la isla hawaiana, y más de tres meses después ... las autoridades han pedido desesperadamente que regresen a ocupar las habitaciones que dejaron vacías. Mientras los residentes aún lloran a sus 97 muertos y buscan a los 31 desaparecidos entre las más de 2.000 estructuras carbonizadas, los restaurantes y albergues que sobrevivieron cuelgan sus menús y preparan las camas para los viajeros que se espera lleguen pronto.
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«Ayudarás a nuestra gente a sanar», ha proclamado el gobernador de Hawái, Josh Green, para promocionar de nuevo el territorio como destino turístico tras declarar que Maui reabrió hace unos días por completo sus puertas a los visitantes. Hace casi dos meses ya se había declarado su reapertura, pero los habitantes redactaron una petición oponiéndose al regreso. No estaban preparados… Aún no lo están. Entonces lograron que sea un proceso voluntario y por etapas.
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El turno de retomar las labores ahora es para el oeste de Maui, con más de 14 kilómetros cuadrados consumidos por el incendio más mortífero en Estados Unidos en más de un siglo. Durante los próximos meses, el turismo convivirá mano a mano con los esfuerzos de reconstrucción. Con puestos de control se impide que los visitantes entren libremente a las zonas más afectadas, donde aún se realizan trabajos de limpieza y recuperación.
«Maui no está cerrado», repite el alcalde del condado, Richard Bissen. De hecho, a principios de octubre se publicó un mapa que muestra el área asolada por el fuego en relación con el resto de la isla. «Aún queda mucho por visitar. Por favor, vengan», ruegan las autoridades hawaianas y las asociaciones de hosteleros. Sin turismo será «más difícil reconstruir la escuela de Primaria que se quemó y brindar a los residentes cobertura médica», sostiene Green.
Pero Maui se enfrenta a un debate interminable. La isla necesita ser restaurada para volver a ser el destino paradisiaco de los tres millones de personas que aterrizaban cada año. Pero las reparaciones sin la financiación del turismo serían «eternas», según el alcalde. Maui dependía en un 40% de los viajeros que gastaban anualmente unos 5.400 millones de dólares (más de 5.100 millones de euros).
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El área devastada alberga cerca de la mitad del total de residencias turísticas del condado. Los próximos visitantes compartirán alojamiento con las más de 5.000 personas que viven en la isla de manera permanente. Son familias que lo perdieron todo, funcionarios de apoyo del Gobierno, organizaciones de ayuda y equipos de limpieza. La isla abraza así una dualidad en cada pasillo de sus hoteles. Algunas agencias de viajes han disminuido las tarifas de las habitaciones en un 20% u ofrecen una quinta noche gratis. Las aerolíneas también tienen grandes descuentos en vuelos a Hawái.
Chris West, representante de los trabajadores de las industrias del turismo y de la piña, dijo que él y otros hawaianos tienen «sentimientos complejos» respecto a los visitantes, pero que «su regreso es necesario para sostenerse». El Hali'imaile General Store, uno de los restaurantes más antiguos de Maui, despidió a unos treinta empleados y cerró sus puertas después de la tragedia. Muchos otros hosteleros también bajaron las persianas de sus locales, dejando a 8.000 solicitantes del subsidio por desempleo durante las tres últimas semanas de agosto, frente a las 295 del mismo periodo de 2022.
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Mientras las agencias anuncian rebajas, los residentes aún duermen en los hoteles, las escuelas continúan destruidas y las familias todavía escarban en los escombros en busca de sus seres queridos. Se estimó que 115 vidas se habían perdido por el fuego, pero la Administración local rectificó la cifra con 18 decesos menos, tras el trabajo de expertos y antropólogos. En algunos casos se recolectaron «sin querer» restos de animales junto con los de humanos. «Gracias a Dios que menos personas fallecieron», ha señalado Green.
'Dejemos que Lahaina se cure' es el mensaje de los carteles colocados a lo largo de la carretera de acceso que ahora pasan desapercibidos para los curiosos que han viajado para ver palmeras, coches y edificios hechos polvo. Lahaina era el corazón de la isla. Considerada por los mismos residentes como «una gran atracción turística», es vital para la recuperación de Maui.
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