El expresidente estadounidense, Donald Trump, en una comparecencia el pasado jueves en Nueva York. EFE

Ganar sin debatir

Trump afronta casi cien acusaciones de faltas y delitos, pero rentabiliza esta situación y se presenta como un hombre perseguido por poderes ocultos

José M. De Areilza

Cátedra Jean Monnet-ESADE

Sábado, 9 de diciembre 2023, 19:30

Donald Trump aspira a volver a la Casa Blanca el año que viene y tanto sus rivales republicanos como demócratas se lo están poniendo fácil. El magnate neoyorquino no participa en los debates de las primarias. Este desprecio al intercambio de propuestas e ideas, esencial ... en democracia, apenas obtiene reproches de los demás aspirantes de su partido. Su gran argumento para retornar al poder es la venganza. Sostiene que las elecciones de 2020 fueron trucadas, aunque ninguno de los sesenta y un procedimientos judiciales en los que se examinó esta cuestión le dieron la razón. Trump afronta casi cien acusaciones de faltas y delitos, pero rentabiliza esta situación y se presenta como un hombre perseguido por poderes ocultos.

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En política internacional, la gran promesa que ha hecho es terminar con la guerra de Ucrania en veinticuatro horas, sin explicar cómo ni las consecuencias. Daría apoyo total a Israel y volvería a distanciarse de los aliados europeos. En el ámbito doméstico, Trump ha declarado que solo quiere actuar como un dictador «el primer día», y tomar algunas decisiones drásticas, como cerrar la frontera con México y autorizar la extracción de petróleo en Alaska. El contenido de sus discursos cada vez es más propenso a justificar la violencia contra los que no piensan como él. Esta vez no le rodean personas con experiencia en otras administraciones republicanas, que puedan frenar sus arrebatos e impulsos. A cambio, trabaja con una peligrosa racionalidad a la hora de tejer con habilidad una coalición de votantes que le permita ganar en los llamados Estados decisivos, la media docena de circunscripciones en las que se juegan las elecciones.

Trump ha aprendido a sumar a los ciudadanos que se sienten olvidados por Washington, el mundo MAGA (Make American Great Again) y otros dos grupos que tienen poco que ver con ellos. Se trata de los votantes libertarios que piden poca regulación económica e impuestos bajos y los evangélicos, que sobre todo quieren nombrar jueces federales próximos a su visión del mundo.

En el campo demócrata, Joe Biden ha reconocido que si no se presentase de nuevo Trump, él no concurriría a la reelección. Es una manera de admitir que no tiene ni la edad ni la salud necesarias, como de hecho piensan muchos de sus votantes jóvenes. Su hijo Hunter acaba de ser imputado por varios delitos fiscales para mejorar las cosas. Los once meses que quedan por delante serán durísimos para Biden. Su mejor baza es poner el foco sobre Trump, obligarlo a debatir y a dar explicaciones de lo que de verdad haría en un segundo mandato.

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