El primer ministro indio, Narendra Modi, en un encuentro con el presiden de EE UU, Joe Biden, el año pasado. AFP

India trató de asesinar a un separatista sij en Nueva York

La operación tuvo que ser abortada tras interceptar EE UU los mensajes y pagar los servicios secretos del país asiático la señal a un matón que era en realidad un informante de la DEA

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Lunes, 29 de abril 2024, 22:20

Rusia, Irán, Arabia Saudí, China, Israel e incluso Estados Unidos son conocidos por enviar a sus sicarios a otros países para matar a opositores o terroristas, según se mire. Hay niveles de osadía, claro. Washington o Tel Aviv envían un dron, Moscú envenena con Novichok ... y los saudíes descuartizan a su víctima en el consulado. Lo que resulta novedad es la entrada de India en ese grupo, que además se ha atrevido a extender su brazo asesino hasta Nueva York.

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Eso es lo que hizo el año pasado el Gobierno de Narendra Modi cuando un alto cargo de su agencia de inteligencia, Vikram Yadav, ordenó a un oficial, Nikhil Gupta, contratar a un matón en EE UU para asesinar a Gurpatwant Sing Pannun, un opositor sij de doble nacionalidad canadiense y estadounidense, que lucha por la creación radicalizada de un estado sij en India, según los nombres hechos públicos por 'The Washington Post'.

El rotativo, que ha tenido acceso a la investigación del Departamento de Justicia estadounidense, dice que la operación «probablemente» fue aprobada por Ajit Doval, consejero de seguridad nacional del primer ministro Modi. La justicia estadounidense no ha presentado cargos para no generar una crisis internacional con un aliado crucial para su estrategia en Asia frente al dominio chino.

La petición llegó avalada con un presupuesto de 100.000 dólares (unos 93.270 euros al cambio) para el matón y la dirección de la víctima en Nueva York, que ha trabajado en Wall Street y es directivo de la organización independentista de Sikhs For Justice. Desde que se abortó su asesinato, está en paradero desconocido.

El Ejecutivo indio ha negado cualquier responsabilidad y ha prometido su propia investigación interna que, a juzgar por los resultados de una delegación que visitó Washington recientemente para coordinar, no está depurando responsabilidades. El Gobierno de Biden se reserva el derecho a presentar cargos formales. La filtración al 'Washington Post' podría ser un aviso más para Modi.

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Preguntado por el rotativo por qué arriesgaría India sus relaciones con EE UU para asesinar a un estadounidense en suelo norteamericano, un alto oficial de la seguridad occidental respondió: «Porque sabe que puede salirse con la suya».

«Represión transnacional»

El intento de asesinato de Pannun fue abortado porque la Inteligencia de EE UU interceptó los mensajes de texto. El equipo de Yadav acabó entregando la señal de 15.000 dólares a un matón que resultó ser informante de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense.

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La operación es parte de una campaña del Gobierno indio para acabar con las voces insurrectas dentro de la diáspora india en Asia, Europa y Norteamérica, lo que supone una escalada global para el terrorismo de estado indio. Consciente de su papel económico en la era de la competencia global, el gabinete de Modi cuenta con que sus aliados occidentales no querrán enfrentarse a su país.

Los hechos denunciados ocurrieron en torno al asesinato de otro activista sij cerca de Vancouver, Hardee's Singh Nijjar, el pasado 18 de junio, y a la cola de los llevados a cabo en Pakistán, donde habrían muerto al menos once sij o Kashmiri en los dos últimos años.

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La entrada de India en la «represión trasnacional» para hacer creer a los opositores que no habrá lugar de la tierra en el que puedan esconderse es una novedad geopolítica. Sus víctimas han sido previamente tildadas de terroristas, imputadas en sus países, con orden de arresto internacional, por si alguna vez tuvieran que justificar esa actitud en privado, durante las bilaterales, porque en público el Ejecutivo de Modi lo niega.

Gupta, el presunto mediador, fue detenido el pasado 30 de junio en la República Checa a petición de Estados Unidos, que ha solicitado su extradición.

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