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El cielo naranja que cubre varias ciudades de la costa este de EE UU, entre ellas Nueva York, y hace el aire irrespirable es solo un tenue eco del infierno que libra Canadá contra el avance de las llamas. «A día de hoy hay 414 ... incendios forestales en todo el país, 239 de los cuales están fuera de control», ha relatado este jueves el ministro federal de Preparación para Emergencias, Bill Blair, sobre el peor inicio de la temporada de fuegos de toda la historia. No en vano, hasta ahora han ardido ya 3,8 millones de hectáreas, 15 veces más que la media de los últimos diez años.
Los incendios tienen como epicentro la provincia francófona de Quebec, en el este de Canadá, donde ya han tenido que abandonar sus hogares 11.000 residentes y ahora se prepara la evacuación urgente de otros 4.000. «Cuanto más pasa el tiempo, mayor es el desafío», ha asegurado el primer ministro de la región, François Legault. «Con los efectivos con que contamos podemos cubrir solo unos 40 incendios pero hay 150 activos. Tenemos que atender lo urgente», ha lamentado.
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El gobernante de Quebec ha detallado que en estos momentos unos 520 bomberos luchan contra las llamas en la provincia. Una cifra insuficiente a la que esperan sumarse en breve otros 150 procedentes del Ejército. De igual modo, Canadá espera con ansias la llegada de la ayuda internacional. En total, medio millar de efectivos que esperan arribar al país en los próximos días procedentes de Francia, Estados Unidos, Portugal, España y México para colaborar en las tareas de extinción.
El jefe del Gobierno canadiense, Justin Trudeau, ha anunciado este jueves tras mantener una conversación telefónica con el presidente de EE UU, Joe Biden, que «cientos de bomberos estadounidenses» están «en camino». Asimismo, ha resaltado la necesidad de prepararse mejor de cara a futuras temporadas de fuegos de una envergadura nunca vista. «Tendremos que reflexionar seriamente sobre cómo equiparnos para hacer frente a esta nueva realidad. Nos enfrentaremos a fenómenos meteorológicos cada vez más extremos que nos costarán mucho más», ha subrayado.
Canadá, por su posición geográfica, se recalienta más rápido que el resto del planeta y ya ha tenido que lidiar en los últimos tiempos con fenómenos climáticos de una intensidad y frecuencia inéditas, que los expertos atribuyen al calentamiento global. De hecho, los fuegos por estas fechas son algo habitual en las provincias occidentales de Canadá, pero este año, sin embargo, las llamas han proliferado rápidamente también en el este del país.
El clima seco que azota Canadá y los fuertes vientos han contribuido a la propagación de las partículas hacia Estados Unidos, procedentes sobre todo de Quebec y Nueva Escocia. Esta bruma de color naranja que ha enrarecido también el aire de ciudades como Toronto y Ottawa es especialmente peligrosa para niños, ancianos y personas aquejadas de enfermedades respiratorias. De ahí que las autoridades de ambos países hayan pedido a la población que extremen precauciones para protegerse de la contaminación del aire.
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