R. Asla
Sábado, 28 de septiembre 2024, 19:45
El huracán 'Helene', primero de gran tamaño de la temporada en el Caribe, y su predecesor 'John' han devastado durante los últimos días el sureste de Estados Unidos y México y acabado con la vida de al menos 68 personas. Además, millones de habitantes se ... encuentran sin suministro eléctrico por la casi total destrucción de las redes. Carreteras, casas y negocios quedaron bajo el agua y se necesitará mucho tiempo para recuperar las regiones afectadas.
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'Helene' tocó tierra cerca de Tallahassee, la capital del estado de Florida, durante la noche del viernes (madrugada del sábado en España). Aunque casi de inmediato se debilitó hasta convertirse en tormenta tropical, su golpe fue destructivo a ambos lados de la frontera. Las autoridades pronto informaron de «inundaciones históricas y catastróficas» y de vientos de hasta con vientos de hasta 225 kilómetros por hora, en los estados norteamericanos de Florida, Georgia y las dos Carolinas. Incluso se llegaron a registrar hasta treinta centímetros de lluvia en las montañas de los Apalaches.
«Soy de Florida, así que estoy un poco acostumbrado, pero en un momento me dio mucho miedo. Era como si mi casa fuera a volar», dijo Larry Bailey, de 32 años, que pasó la noche refugiado en su pequeña casa de madera con sus dos sobrinos y su hermana.
El territorio mexicano tuvo que contabilizar dieciséis víctimas de la tormenta 'John', que asoló los estados de Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Colima. El fenómeno meteorológico ha puesto asimismo en estado de alerta a amplias zonas del sur por los fuertes vientos, las lluvias torrenciales y las inundaciones que ha provocado a su paso. 'John' llegó incluso a aislar a la ciudad turística de Acapulco, cuyas carreteras de acceso quedaron anegadas e impracticables.
En el otro lado del planeta, en Nepal, al menos 66 personas han muerto desde la madrugada del viernes debido a las persistentes lluvias, que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra, cerrando carreteras principales e interrumpiendo los viajes aéreos nacionales. El número de víctimas podría aumentar, según las autoridades, porque hay zonas del país que han quedado incomunicadas y se desconocen los daños que pudieran haberse registrado allí.
Casi todos los fallecimientos se produjeron en el valle de Katmandú, donde viven cuatro millones de personas y se encuentra la capital del país. La mayoría de los ríos se han desbordado, destruyendo pueblos enteros y arrastrando viviendas.
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