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No será fácil encontrar en Manhattan 18 personas que no tengan una idea preconcebida sobre Donald Trump, para poder formar un jurado de doce personas y seis substitutos. La primera tanda de los 500 estadounidenses residentes en Manhattan seleccionados aleatoriamente se componía de 96 personas, ... a las que ayer se le tomó juramento pasadas las 2 de la tarde. Más de la mitad de los mismos fueron desestimados de inmediato, al reconocer que no podrían ser imparciales.
Ese es el gran reto de enjuiciar a una celebridad como Trump, que ha pasado la vida en los tabloides y los últimos ocho años en todas las televisiones. En la isla de los rascacielos el ex presidente perdió las elecciones frente a Joe Biden por la abrumadora cifra de 84% a 14%, lo que hace difícil encontrar un jurado que simpatice con su causa, pero no imposible. Ayer los abogados consiguieron una nueva demora al perder la mañana «inundando» al juez Juan Merchan con mociones que, según el magistrado, eran «cercanas a frívolas, si no frívolas». El propio Trump daba cabezadas durante el debate, que iba desde concederle el día libre para que acuda la semana que viene a la audiencia del Supremo sobre su inmunidad o en mayo a la graduación de su hijo Barron, por citar algunas de las significativas. El magistrado no capituló. «Argumentar ante el Supremo de EEUU es una cosa muy gorda y puedo apreciar que su cliente quiera estar allí, pero el Tribunal Supremo de Nueva York también es muy importante», zanjó.
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Mercedes Gallego
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Más condescendiente fue con uno de los ciudadanos reclutados para el jurado, al que excusó de su papel para que pueda asistir a la boda de su hijo en Seattle, que se celebrará en junio. «Creo que para entonces habremos terminado, pero no puedo prometerlo», le explicó antes de dejarlo partir. «Si estás con nosotros es hasta el final».
A los demás les tocó responder un cuestionario de 42 preguntas, desde su religión hasta qué podcast escuchan. Al terminar la jornada quedaban tres candidatos potenciales, del cerca de un centenar escrutado. Sus nombres no se harán públicos, a partir de que sean confirmados serán solo un número. La 1 es una mujer casada y sin hijos del Medio Manhattan Este, que trabaja en desarrollo de negocios, mientras que su marido lo hace en capitales de riesgo. Sus fuentes de noticias son The New York Times, CNN, Google, The Wall Street Journal, y podcasts como Up First y The Daily.
El juez tachó de «frívolas» algunas de las alegaciones con las que la defensa trató de enfangar el caso
En el exterior del tribunal había protestas a favor y en contra de Trump, que sonrió a los periodistas
El segundo es otro residente del Medio Manhattan un hombre de mediana edad con gafas de montura gruesa que lleva 30 años trabajando como director creativo en Land's End, tras haberlo hecho antes en Kenneth Cole. Su cónyuge también trabaja en marketing. En su tiempo libre disfrutan de hacer senderismo, cocinar y jugar con el perro. También se informa a través del New York Times, USA Today, CNN y The Wall Street Journal
Finalmente, el tercer asiento lo ocupa una mujer de Pensilvania que vive en el Upper West Side desde hace cinco años. Está casada, sin hijos. En su tiempo libre, cocina, va a parques y espectáculos en la ciudad. Obtiene sus noticias del New York Times, CNN y Google, y no escucha podcasts. Actualmente sigue a Trump en las redes sociales o lo ha hecho en el pasado.
Los medios de comunicación de EEUU reflejan la polarización política hasta tal punto que es fácil anticipar las ideas y actitudes de alguien por lo que sigue. Ayer, no hubo ningún seguidor de Fox News, el canal que hace de cantera al expresidente para reclutar personal. Trump tenía cara de fastidio cuando abandonó al filo de las 5 de la tarde el edificio del Bajo Manhattan al que deberá acudir al menos cuatro días por semana durante el próximo mes y medio. Si algo le consuela es que sus números suben con cada comparecencia legal, tanto en la cuenta bancaria como en las encuestas, gracias al papel de víctima de una persecución política que adopta frente a las cámaras.
«Nunca antes ha ocurrido algo como esto, nunca nada parecido», bramó al salir. «Todos los expertos legales dicen que este caso es absurdo. Es un ultraje que se haya presentado. Es una persecución como nunca se haya visto, un ataque a Estados Unidos. Y por eso estoy muy orgulloso de estar aquí».
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