Un estudiante con antecedentes por tenencia de armas dispara contra dos profesores en Denver

El agresor fue identificado por las autoridades como Austin Lyle, un afroamericano de 17 años. Era conocido por el personal de seguridad por las inspecciones diarias a la que se le sometía. Aunque nunca había causado problemas o había sido sorprendido con un artefacto explosivo, el miércoles fue encontrada un arma de fuego dentro de su bolso. Antes de que los funcionarios reaccionaran, el estudiante empuñó el arma y disparó contra los hombres que transitaban por la zona.

Lyle había llegado a la escuela en enero de este año trasladado de otro distrito. Según medios locales, había sido expulsado de su anterior instituto precisamente por llegar con un arma a clase. Por ello, funcionarios de seguridad siempre revisaban sus pertenencias antes de que accediera al centro educativo. El superintendente de las escuelas públicas de Denver, Alex Marrero, ha confirmado que el alumno era registrado debido a su conducta previa.

La suspensión de las clases durante esta semana y una presencia policial permanente en el entorno del centro parar el resto del año han sido las decisiones tomadas por las autoridades para blindar al instituto de nuevos ataques. Hace sólo un mes, un estudiante de 16 años fue herido por un disparo con arma de fuego. El adolescente, de origen hispano, quedó inmóvil en su vehículo aparcado fuera de la escuela y, aunque llegó con vida al hospital, dos semanas después falleció.

El ataque del miércoles ha sido condenado por los padres de los estudiantes, que acudieron a las instalaciones para arremeter contra el alcalde y el jefe de la Policía de Denver y reclamar seguridad para sus hijos. Pese a que la junta escolar de la ciudad había votado hace dos años para retirar los agentes a raíz del caso de George Floyd, y así evitar que los jóvenes negros se sintieran señalados, a partir de ahora dos hombres armados custodiarán el colegio.

Este tiroteo ha sucedido en medio del debate por las nuevas «aulas del pánico» que se han instalado en algunas escuelas de Estados Unidos para que los estudiantes estén preparados ante esta clase de hechos. Un centro educativo de Alabama ya ha creado dos habitaciones a prueba de balas con capacidad para «esconder» a treinta personas. En lo que va de año se han registrado ya once tiroteos en colegios norteamericanos con seis víctimas mortales como resultado.

Este tipo de refugios se suma a la lista de medidas que algunos centros toman para prevenir tragedias. Tras la masacre de Uvalde, en Texas, donde fueron asesinados a tiros en mayo del año pasado 19 niños de entre 7 y 10 años en 2022, así como dos profesores por un antiguo alumno, los colegios reforzaron la seguridad y crearon estrategias para detectar a tiempo posibles matanzas. La presencia de guardas armados en las aulas y el uso de botones del pánico han sido las opciones más aceptadas.