Estados Unidos juzga por narcotráfico al exresponsable mexicano de lucha contra la droga

Aquella declaración bajo juramento dio pie a su detención en el aparcamiento de una vivienda que alquilaba en Dallas, donde la Justicia le echó el guante, vestido con pantalones vaqueros y un jersey de Hugo Boss. Estados Unidos no tardó en detectarle una fortuna «inconsistente con el sueldo de un funcionario público», algo que en su país natal no hubiera llamado la atención. La corrupción en México es parte asumida de la vida política, aunque paradójicamente esos altos funcionarios eligen sus viviendas de retiro en el único país donde se les pasa cuentas.

Este miércoles el exministro volvía a vestir traje de chaqueta azul marino y su mejor sonrisa, como si los tres años que lleva en la cárcel solo le hubieran dejado una mezcla de canas. Su abogado y la Fiscalía se han pasado los primeros dos días disputando jurados potenciales para el juicio de ocho semanas estimadas en las que 13 hombres justos decidirán si es culpable de narcotráfico, delincuencia organizada y declaraciones falsas.

En México, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, amonestó a los periódicos locales por no cubrir un juicio que aún no ha comenzado más que en su parte técnica, pero del que espera declaraciones explosivas. Quiere que abra los ojos de su país y sirva de escarnio público para poner freno a una corrupción rampante.