Más dudas que certezas

Pues sí, pero como la ciencia ficción no termina hasta que la realidad constata el hecho científico, habrá que ver si al día siguiente se ha sustanciado inefablemente el comienzo de un cataclismo ucrónico al ritmo de Village People. Algo nada seguro en el medio plazo, ya lo digo, porque ni el mundo y su geopolítica están para certezas sólidas, ni tampoco el contradictorio Trump para posiciones políticas inmutables. De modo y manera que, al margen de arengas y vaticinios, las dudas son el consecuente más seguro tras la jura presidencial.

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Duda evidente en lo económico, por ejemplo, porque ni está claro que la desregulación total, el paraíso fiscal o los aranceles punitivos vayan a encumbrar una receta de 'maganomics' sin inflación, ni tampoco es tan fácil que los 'zares tecnológicos' acaben dominando un escenario tan global como regulado y cambiante. Dudas también en cuanto la renuncia de la relación transatlántica con Europa que aumentaría el aislacionismo de Estados Unidos frente a Rusia y China, como también sobre la expulsión ejecutiva de inmigrantes o sobre el fin definitivo de la ciudadanía por nacimiento y la anulación de los transgénero; estas últimas cuestiones sometidas en muchos casos al amparo constitucional.

Pues eso, que en estos tiempos la única certeza es el miedo a lo incierto y que encima, por supuesto, no hay nada tan impredecible como la reacción de alguien tan imprevisible como Trump.