MERCEDES GALLEGO
NUEVA YORK
Viernes, 15 de julio 2022, 22:14
A Donald Trump le gustaba rodearse de leales, pero en ningún sitio más que en su escolta personal. Por eso ascendió a los miembros de los servicios secretos más afines hasta altos cargos de la Casa Blanca. Como a Tony Ornato, encargado de su seguridad ... como Jefe de Gabinete. Tanto que el 6 de enero el vicepresidente, Mike Pence, no quiso subirse a la limusina que vino a buscarlo al Congreso cuando los seguidores de Trump gritaban «¡Colgad a Mike Pence!».
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Los mensajes de texto que los agentes intercambiaron esos días han desaparecido, según la carta enviada a la agencia intergubernamental que los había solicitado para la investigación que lleva a cabo una comisión de la Cámara Baja. Según esto, se habrían «perdido» durante el reemplazo de los aparatos que, se produjo después de que la agencia pidiera los mensajes. Aunque Trump ya no esté en el poder, Ornato aún ocupa una posición de liderazgo en el cuerpo.
Cuando el 6 de enero informó al asesor de Seguridad Nacional del vicepresidente, Keith Kellog, que había enviado a sus agentes a «reubicarle» en una zona segura de la base Andrews, éste le replicó. «No podéis hacer eso, Tony», contó éste. «Dejadlo donde está, tiene un trabajo que hacer (certificar los resultados electorales). Os conozco demasiado bien, sé que si pudierais lo mandaríais a Alaska«.
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