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Faltan solo cuatro días para que se depositen los primeros votos en la eliminatoria que decidirá quién es el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en las próximas elecciones de noviembre. Donald Trump está tan seguro de que será él, que no se ... ha molestado siquiera en acudir a un solo debate. Ese espacio ha quedado reducido a decidir quién es la alternativa. La presencia, ayer, sobre el escenario de Iowa del gobernador de Florida, Ron DeSantis, y la exembajadora De Trump en la ONU, Nikki Haley, en un duelo cara a cara, tras haber dejado fuera de combate a media docena de rivales, definía el marco de la contienda.
Haley no hablaba como una candidata en puertas de jugarse la suerte en el estado granero del centro del país, casi el doble de grande que Castilla-La Mancha pero con solo 1.5 millones de habitantes. Anoche se permitía criticar sin cortapisas a su ex jefe, decir claro y rotundo que «perdió las elecciones. Biden ganó», defender la política del actual mandatario en Ucrania, y criticar que se penalice a las mujeres que abortan. Todo ello apela al voto de estados como California, Maine o Tejas, en los que su jefa de comunicación, Olivia Pérez Cubas, dijo anoche que puede arañar delegados, una vez que pasen las citas electorales de Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur. Señal de que no piensa tirar la toalla y tiene la vista puesta en la carrera de fondo. La lectura implícita es que no cuenta con ganar Iowa, pese a que en el último mes se ha convertido en la rival más cercana a Trump, a la abismal distancia de 18 % a 52%. Lo mismo de lo que disfrutaba hace un mes DeSantis, según la media de encuestas de fivethirtyeight.com
«Está petrificado», se le escapó por un micrófono abierto al ex gobernador de New Jersey, Chris Christie, que ayer mismo anunció el fin de su campaña. Se había presentado como el único candidato dispuesto a atacar a Trump, porque según él, en estas elecciones hay que poner al país por encima de todo. Le habían suplicado que se retirase, si de verdad buscaba el bien general, porque para que haya una alternativa al magnate inmobiliario es imprescindible consolidar todo el voto conservador. Eso es lo que piden los que ven a Haley como esa republicana tradicional que puede liderar al país sin «el drama» y «el caos» que traería la vuelta de Trump a la Casa Blanca. Pero Christie, lejos de lanzar su sombrero al ruedo por la ex gobernadora de Carolina del Sur, la hundió anoche al decir por ese micrófono olvidado que no está cualificada para el cargo. «La van a freír», se le oye decir». Y en eso Trump está de acuerdo. «Es la mayor verdad que ha dicho», escribió en su red social.
DeSantis usó todas las tácticas abiertas o subliminales para relacionarla con la etiqueta de debilidad que tan fácilmente se asocia con las mujeres en el lado conservador. «Cuando llegue un momento de presión, va a ceder», repetía. En estos momentos de guerra del país necesita un hombre fuerte». No alguien cuya política exterior se parezca tanto al multilateralismo de Biden, interpretó. «Puedes sacar a la embajadora de la ONU, pero no puedes sacar la ONU de la embajadora», advirtió DeSantis.
Haley se presenta como una conservadora pragmática dispuesta a reducir sus aspiraciones de gobierno para avanzar la agenda conservadora en un Congreso dividido. Es también la que más posibilidades tiene de batir a Biden en las generales de noviembre. «DeSantis no le gana en ninguna encuesta. Trump, en un buen día, le saca un par de puntos, mientras que yo puedo derrotarlo por 17 puntos», anunció ayer.
Ese es el mensaje de voto útil qué quiere grabar en la mente de los votantes que se acercarán a las urnas caseras de Iowa el lunes por la noche para estrenar la eliminatoria. Trump puede ganar fácilmente la nominación de su partido, donde sus bases son unos cimientos sólidos, pese a las gélidas temperaturas de menos 24º que se esperan para el lunes. ¿Pero será capaz de ganar en las generales?
En la misma línea, DeSantis, que apela a los simpatizantes de Trump, pero con la promesa de poner al país por delante, planteó qué pasará si en vísperas de las elecciones próspera alguno de los juicios abiertos contra el ex presidente. Por todas esas interrogantes, en estos caucus y primarias hay sitio para un candidato de repuesto que solo podrá ser DeSantis o Haley. El duelo está a merced de los votantes de estos primeros estados, que marcarán la contienda. FIN
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