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Donald Trump siempre será recordado por lanzar en 2015 su campaña descendiendo por la escalera mecánica de oro de la Torre Trump, con la despampanante Melania del brazo. Ron DeSantis, este miércoles, por el tremendo fiasco de Twitter Space.
Para destacar en una campaña en ... la que ya es el noveno candidato a la nominación presidencial del Partido Republicano, el gobernador de Florida apostó por un formato innovador que no estaba preparado para recibir a las cerca de 700.000 personas que intentaron conectar. DeSantis apuntaba al ciberespacio como símbolo de la libertad que clama defender, al igual que Elon Musk, el dueño de Twitter, que le subió a su cohete. Solo que el despegue falló. Una y otra vez, en sucesivos intentos. Así, durante 25 minutos seguidos.
«Tenemos un número masivo de gente conectada, los servidores se resienten», se disculpaba el multimillonario que compró Twitter en octubre pasado por 44.000 millones de dólares para que encarnase su visión de «libertad de expresión». Los usuarios gravitaban de una cuenta a otra en busca del prometido debate, pero reinaba el silencio. A veces, sonidos galácticos. Otras, el moderador, David Sacks, repetía la presentación que nunca llegaba a acabar antes de que se cortara de nuevo la emisión. «Esto es muy desafortunado, nunca he visto algo así», lamentaba el fundador de Tesla. De fondo, alguien le acompañaba en el lamento: «Hay tanta gente…».
Hubo que renunciar a la cuenta de Musk, desde la que se había iniciado el «Espacio», para trasladar el acto a la cuenta del moderador, a la que solo llegaron una fracción de los que habían conectado a la transmisión original. Fue en esta segunda cuenta en la que por fin se oyó el discurso acartonado del gobernador de Florida al lanzar su campaña, tras casi media de embarazosos problemas técnicos.
Los medios de comunicación a los que había despechado apostando por Twitter se mofaron de él, pero no tanto como sus enemigos, particularmente los del equipo de Trump, que no tardaron en ponerle un nuevo mote: Ron #DeSaster (Desastre), tuiteó el hijo del expresidente. Desde la cuenta de Joe Biden alguien aprovechó para poner un enlace «que sí funciona», decía el post. Al hacer click el usuario tenía la oportunidad de donar a su campaña.
No era precisamente la forma en la que ningún candidato querría ser recordado, pero el aprendiz de Trump intenta hacer limonada con los limones que le han tocado, en lugar de admitir el desastre. «Hemos desbordado internet», dijo ufano durante su primera entrevista como candidato en la cadena Fox, traicionado por un tenso rictus. «No se preocupe, que Fox News no se cuelga», bromeaba su entrevistador.
Por mucho que sus seguidores dijeran que el descalabro se debía a su gran tirón, su mensaje de salvador del país se perdió tras la bochornosa anécdota. «Me presento a presidente de EEUU para liderar el gran resurgimiento americnao», anunció. «El declive estadounidense no es inevitable, tenemos una elección. Debemos restaurar la cordura en el país». Su hoja de ruta es parecida a la de todos los candidatos republicanos, incluyendo Trump: conservadurismo fiscal, vuelta a los hidrocarburos, muro fronterizo, guerra contra los carteles mexicanos, militarización policial y lucha contra la cultura 'woke' de valores progresistas. Para este último punto ha convertido a su estado en maqueta de demostración.
«En Florida hemos demostrado que se puede hacer», aseguró. «Hemos elegido quedarnos con los datos en vez del miedo, y con la educación en vez de la indoctrinación». Se refería a la apuesta de su gobierno durante la pandemia que costó la vida a cerca de 90.000 personas, al reabrir los colegios, los establecimientos, las playas y los negocios en contra de la recomendación de Washington, e incluso perseguir a quienes exigieran el uso de la mascarilla. El estado del sol y las palmeras que siempre había sido destino favorito de los jubilados por su buen clima y la ausencia de impuestos sobre la renta ha atraído, por las mismas razones, la mayor migración interna del país de la pandemia, alentada por los antivacunas y negacionistas del Covid.
DeSantis pretende cabalgar sobre sus lomos hasta la Casa Blanca, pero Trump y sus acólitos creen que a sus 44 años debe echarse a un lado y esperar a que el expresidente de 76 complete los dos mandatos que le permite la constitución. Para eso intentarán demostrar que aún no está listo y el fiasco de su presentación por Twitter les viene como anillo al dedo. «¿Quién está asesorando a este tipo?» preguntó irónico Sebastian Gorka, estratega de Trump en la Casa Blanca. «Después de esta noche ya no me preocupa su candidatura, ha llegado muerto». En la última encuesta de CNN publicada ayer, Trump le saca 27 puntos de ventaja.
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