Cuando Donald Trump designó a los jefes de su gabinete tras salir victorioso en las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre, uno de los nombres que más controversia generó fue el de Robert F. Kennedy. El nombramiento del sobrino de JFK al frente del ... Departamento de Salud y Servicios Humanos fue objeto de críticas internas y externas debido a sus polémicas posturas en contra de las vacunas y en otras materias sanitarias.
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A las críticas generalizadas, se le han sumado ahora un total de 77 ganadores del premio Nobel en las áreas de Medicina, Física, Química y Economía. Los laureados se han opuesto a que el nominado por Trump sea el responsable de la cartera de Salud mediante una carta escrita conjuntamente en la que instan al Senado -filtro por el que tienen que pasar todos los candidatos a jefes de departamento- a que rechace su nombramiento. Se trata de la primera vez en la que un grupo de Nobel objetan la elección de un jefe de gabinete de forma conjunta.
En el texto, obtenido por 'The New York Times', los galardonados argumentan que, «además de la falta de credenciales y experiencia relevante en ciencia, medicina, salud pública o administración pública, el señor Kennedy se ha opuesto a las vacunas que protegen y salvan vidas, como aquellas contra el sarampión o la polio». La petición al Senado continúa argumentando que se ha mostrado crítico con «los efectos positivos de la fluoración del agua» o que «ha promovido teorías conspiranoicas sobre tratamientos que se han evidenciado que funcionan contra el sida u otras enfermedades». En este sentido, añaden que también se ha posicionado en contra de agencias e instituciones respetadas, «en especial con la Administración de Alimentos y Medicamentos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades o el Instituto Nacional de Salud».
La carta finaliza con un mensaje contundente: «Viendo su historial, asignar al señor Kennedy al frente del Departamento de Salud y Servicios Humanos supondría poner en riesgo público la salud pública del país». Y argumentan que su elección también tendría graves consecuencias para el comercio y la imagen de Estados Unidos: «Socavaría nuestro liderazgo global en ciencias de salud, tanto en el sector público como en el comercial». Por último, aparece la larga lista de los nombres que firman el escrito. Entre ellos figuran el bioquímico Richard Roberts; Victor Ambros y Gary Ruvkun, merecedores del galardón en Medicina como descubridores del microARN, así como Daron Acemoglu y Simon Johnson, Nobel de Ciencias Económicas en 2024.
Las acciones de los fabricantes de vacunas más grandes registraron una caída significativa en bolsa cuando Trump anunció la designación de Kennedy. El 14 de noviembre, Moderna cayó un 5,6%, Novavax lo hizo un 7% y Pfizer, un 2,6%. El candidato a dirigir la Sanidad estadounidense siempre se ha mostrado escéptico respecto a la eficacia y seguridad de las vacunas, una de sus posturas más controversiales y que han posicionado a la comunidad científica contra él. Incluso sostiene que estas terapias podrían tener relación con el autismo.
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El exdirector de Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Richard Besser, afirmó que «tener a alguien que quiere impedir el bienestar que genera la vacunación es extremadamente peligroso». Otras voces relevantes, como la de Peter G. Lurie, presidente del Centro para la Ciencia de Interés Público, también se han alzado contra él: «Nominar a un antivacunas como Kennedy al Departamento de Salud es como poner a un terraplanista a la cabeza de la NASA. Si los pequeños virus sin pretensiones pudieran hablar, el sarampión, las paperas y la rubéola estarían aplaudiendo ruidosamente la nominación de este prolífico difusor de desinformación científica».
Trump aseguró que piensa dejar un amplio margen de gestión a su patrocinado, aunque en su entorno piensan que no lo será tanto: «Voy a dejar que se vuelva loco con la salud. Voy a dejar que se vuelva loco con la comida. Voy a dejar que se vuelva loco con los medicamentos», dijo socarronamente el republicano en uno de sus últimos mitines. Y Kennedy, por su parte, se ha propuesto reformar por completo la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). En sus redes sociales, anunció que «la guerra de la FDA contra la Sanidad pública está a punto de acabar», y enumeró una serie de alimentos que suprimirá.
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Antes de que Trump jure su cargo como presidente el próximo 20 de enero, el Senado deberá ratificar las elecciones del magnate para su gabinete. Aunque, eso sí, la mayoría republicana que ha quedado en la Cámara Alta podría facilitar todo, y no poner grandes impedimentos a los elegidos.
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