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Mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York
Martes, 4 de febrero 2020, 07:19
Nadie pudo evitar pensarlo. ¿Se la estarán jugando otra vez los demócratas a Bernie Sanders? En 2016, los emails internos revelaron que el 'aparato' del partido conspiraba para frenar al senador independiente que dificultaba la nominación de Hillary Clinton. Cuatro años después, el socialista que ... hace la revolución desde adentro en favor de la igualdad social era un obstáculo en el camino de otro barón del partido, el exvicepresidente Joe Biden, que según los resultados internos de las campañas habría quedado cuarto en los caucus del lunes en Iowa.
«No podemos apartar la vista del objetivo, tenemos que vencer al presidente más peligroso de la historia de EE UU», recomendó este martes Sanders, convencido de que tarde o temprano los resultados que tanto se hicieron esperar en Iowa le atribuirán la victoria. Con el 62% de los colegios electorales reportados, el senador de Vermont lideraba el voto popular pero perdía en número de delegados frente a Pete Buttigieg, el alcalde de South Bend (Indiana) que aspira el primer candidato presidencial gay de la historia de EE UU.
11 de febrero: la caravana demócrata y la disputa por la candidatura a la Casa Blanca se desplaza a la próxima cita de primarias, en New Hampshire, que centrará la atención tras el fiasco de Iowa.
Herramienta en cuestión. Después de New Hampshire, el 22 de febrero habrá primarias en Nevada. Escarmentados, los dirigentes del Partido Demócrata en este Estado ya anunciaron este martes que no usarán la aplicación informática que desacreditó el proceso de caucus en Iowa.
Van por 725 millones. La decena larga de candidatos que continúan en la carrera por enfrentarse en noviembre a Donald Trump han gastado ya 800 millones de dólares (725 millones de euros) en las campañas. A nueve meses de las elecciones aún no asoma un aspirante claro.
Bloomberg gastará más. El antiguo alcalde republicano de Nueva York, que esta vez aspira a llevar a los demócratas a la Casa Blanca y aún no compite en primarias, comunicó que aumentará su ya enorme presupuesto para publicidad y personal en las próximas semanas.
El caos fue la nota dominante de la jornada con la que abre la selección del nominado demócrata que se enfrentará a Donald Trump en noviembre. Por primera vez el país se fue a la cama sin conocer quién había ganado los caucus. Un vacío descorazonador, porque tradicionalmente el 'momentum' (el impulso político) de esa victoria sitúa al ganador por delante del abultado pelotón que suele competir. Sin ese baño de euforia, los caucus de Iowa prácticamente no sirven para nada.
Los 41 delegados que envía este Estado madrugador a la Convención del Partido son insignificantes en comparación a los 415 que elige California, un territorio más diverso y por tanto más representativo de la pluralidad del país. Iowa y su tradicional sistema de caucus abre la selección con el argumento de que tiene los votantes más educados y comprometidos con el proceso.
A diferencia de las primarias, no se trata de depositar una papeleta en algún momento del día, sino que hay que acudir en persona al final de la jornada, a menudo en medio de una tormenta de nieve, para dar la cara ante los vecinos y explicar la selección. Si el candidato elegido no alcanza el 15% del voto presente, sus electores están obligados a decantarse por otro aspirante 'viable', lo que fortalece la posición de los más fuertes y aligera el ramillete de aspirantes.
Los votos se cuentan a dedo y a mano alzada. Este año el Partido Demócrata quiso modernizarse con una aplicación –a instalar en los teléfonos móviles de cada presidente de caucus o colegio electoral– para transmitir los resultados de forma «más eficiente». Solo que muchos no pudieron ni descargar la 'app'. Otros no lograron completar el proceso de introducir los resultados, e incluso quienes sí pudieron, dudan de que llegaran a buen puerto, porque el partido dice que debido a un «error de código» le llegaron resultados incompletos que no casan con otros recuentos.
La última opción era recurrir al teléfono, como en todos los caucus anteriores, pero al no contar con ello la avalancha de llamadas saturaró las líneas. Algunos esperaron pacientemente dos o tres horas al aparato sólo para ver cómo se cortaba abruptamente.
Al filo de la medianoche del lunes (siete horas más en España) el partido admitió que no tenía nada que ofrecer, ni sabía cuándo podría hacerlo. «A medida que empezaron a llegar los resultados de los 1.600 caucus distribuidos por todo el Estado, ha quedado claro que hay inconsistencias en los datos recibidos», reconoció en un comunicado. «Nuestra principal meta es asegurar la integridad y exactitud del proceso sostenido».
Tanto eso como el futuro en sí de un proceso arcaico estaban este martes en entredicho. Según los resultados provisionales hechos públicos este martes, Sanders habría obtenido el 26,3% de los votos, seguido del alcalde de South Bend Pete Buttigieg con el 25,1% y la senadora Elizabeth Warren con un 20,7% y Joe Biden 13.2%. En cuestión de delegados obtenidos, el orden se invierte entre los dos primeros. «Lo que está claro es que los tres nos repartiremos el mayor número de delegados de Iowa», dijo Warren satisfecha.
Buttigieg, el más joven y conservador de los tres, celebró el éxito la misma noche de autos, decidido a no desperdiciar el discurso de la 'victoria improbable' con el que pretende evocar la de Barack Obama en 2008 y volar en su estela hasta la Casa Blanca. Al haber llegado a la noche de caucus quinto en las encuestas, el resultado puede considerarse un rotundo triunfo. Al contrario que el exvicepresidente Joe Biden, que pasa de ser el favorito al cuarto puesto. Un batacazo que muchos atribuyen al desgaste del 'impeachment', que les ha tenido a él y a su hijo Hunter en la diana de Trump.
Perdida la oportunidad de declararse ganador, dar un gran discurso triunfal ante las cámaras de todo el país y utilizar esa noche la victoria para enviar correos electrónicos con los que recaudar fondos, los candidatos han vuelto la vista hacia New Hampshire, un Estado con un proceso más simple donde todos tienen una segunda oportunidad.
Para Warren, senadora del vecino Massachusetts, New Hampshire es como competir en casa. Buttigieg espera replicar su resultado en el Estado del 'Vive Libre o Muere'. Sanders tiene que repetir la proeza, porque él mismo admitió este martes que sus resultados en Iowa no habían sido tan buenos como le habría gustado. Para Biden, esta es su última oportunidad, aunque sabe que lo tendrá más fácil en Carolina del Sur, el cuarto en decidir, donde tiene tirón entre los afroamericanos por haber sido el 'número dos' de Obama.
Solo Donald Trump sale fortalecido de Iowa, donde disfruta de un 95% de popularidad entre los republicanos. Con el 'impeachment' cerrado a su favor y un nuevo discurso sobre el Estado de la Unión, es hora de pasar página y mirar hacia noviembre.
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