Johana Gil
Miércoles, 22 de marzo 2023, 19:35
Después de un histórico 2022 de sequía extrema, California se enfrenta al decimosegundo temporal del año durante esta semana. El Centro de Predicción Meteorológica ha advertido de que las tormentas y los fuertes vientos que ha tenido que enfrentar la costa oeste estadounidense durante casi ... un mes no se detendrán. Por ello, la alerta de inundaciones ha subido al nivel 4 -riesgo moderado- para más de 15 millones de personas en Los Ángeles y San Diego. El inusual episodio ya ha dejado dos muertos. Ambos fallecieron el martes debido a la caída de árboles encima de sus vehículos en diferentes localidades.
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Una tormenta proveniente del Pacífico ha provocado fuertes vientos de hasta 64 y 88 kilómetros por hora en la ciudad y en las montañas se esperan rachas de hasta 120. También se han registrado lluvias y nevadas. Las autoridades han pedido por ello evacuar algunas zonas debido a las crecidas de ríos y embalses y, además, han recomendado mantener el suministro de alimentos, agua, medicamentos y combustible para al menos dos semanas como medida de prevención.
Las imágenes de devastación que los vecinos logran captar cuando la lluvia remite dan cuenta de la emergencia que viven casi 35 millones de personas desde California hasta Nevada y Arizona. Barrios inundados, carreteras dañadas, deslizamientos de tierra en colinas y árboles caídos. Una situación que se prevé que se repita durante los próximos días para agudizar los desastres causados la pasada semana. Los suelos aún están saturados de agua.
Miles de personas fueron evacuadas en el condado Tulare, donde siete construcciones fueron destruidas y más de 680 resultaron dañadas por el temporal. En la zona de la bahía de San Francisco se registraron accidentes debido a árboles y cables eléctricos derribados e incluso un tren con 55 pasajeros chocó contra uno de estos obstáculos y descarriló en la localidad de Porta Costa, un suceso que se saldó sin víctimas mortales.
Al inicio del invierno, las intensas lluvias fueron bienvenidas ya que permitieron llenar los embalses del estado, que estaban en su capacidad más baja en casi tres años. La sequía obligó incluso en algunas localidades a realizar cortes de agua para evitar el desabastecimiento total. Según un reciente informe del Monitor de Sequía de Estados Unidos, este problema ha quedado minimizado y ya sólo afecta al 8% del territorio. Sin embargo, el resto de la zona ha pasado al otro extremo. La crudeza de las tormentas ha estado cerca de superar récords de inundaciones. De hecho, el río Sacramento llegó a alcanzar hasta 78,9 metros de altura, una cantidad muy cercana a la registrada hace un cuarto de siglo. El nivel del agua ha afectado sobre todo al norte de la capital, donde se han acostumbrado en el último mes a ver los campos de cultivo anegados.
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