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Tras una cumbre diplomática estrechamente coreografiada entre Joe Biden y Xi Jinping, destinada a calmar los temores de que Estados Unidos y China se encaminen hacia un conflicto militar en el Indo-Pacífico, el espíritu conciliador reinante quedó magullado cuando el presidente norteamericano volvió a ... llamar «dictador» a su homólogo chino ante la prensa.
La declaración de la madrugada de este jueves, tras cuatro horas de intensas negociaciones, afeó en cierta medida meses de intenso trabajo diplomático por parte de Washington para materializar el encuentro entre ambos jefes de Gobierno y hasta sorprendió al secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, quien, sentado en la primera fila, no pudo evitar un gesto de contrariedad recogido por las cámaras de los reporteros.
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El Ministerio de Exteriores de Pekín expresó rápidamente su rechazo a la ofensa señalando su «firme oposición» a los comentarios sin mencionar a Biden. Sin embargo, el portavoz de Exteriores, Mao Ning, tildó las manifestaciones de «manipulación política extremadamente errónea e irresponsable», añadiendo que los intentos de personas con «motivos ocultos» para incitar y dañar las relaciones entre Estados Unidos y China «están condenados al fracaso».
La cumbre estuvo marcada por la franqueza en la que se abordó sin rodeos el contencioso de Taiwán, cuya unificación con el continente Pekín considera «imparable» bajo su política de 'Una sola China', con la exhortación a Washington a dejar de armar a la isla.
Con todo se anunciaron acuerdos en tres áreas de cooperación con la adopción de medidas destinadas al fomento de la confianza como la importante reanudación de comunicaciones militares de alto nivel. «Comunicaciones abiertas, claras y directas», aseguró Biden, que ayudarán a evitar «errores de cálculo vitales por ambas partes» que podrían provocar accidentes.
Adicionalmente se pactaron medidas para frenar el flujo de productos químicos del gigante asiático utilizados en la producción de fentanilo en EE UU, así como conversaciones sobre el impacto de la Inteligencia Artificial incluidos los riesgos y problemas de seguridad asociados con la emergencia de la tecnología.
Por su parte Xi restó importancia a la fiereza de la competitividad entre ambos países, señalando que «el planeta Tierra es lo suficientemente grande para que ambos territorios tengan éxito», puntualizando que «no es realista que una de las partes intente modelar a la otra».
La Casa Blanca espera también que la exhortación a Xi a utilizar su influencia con Irán evite la propagación del conflicto entre Israel y Palestina en la región. La mitigación de las tensiones ofrecería al mandatario norteamericano una ventana de oportunidad para enfocarse en los conflictos de Oriente Próximo y Ucrania, así como en su propia campaña de reelección del próximo año.
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