Biden viaja a México en plena crisis migratoria

Su visita está condenada a no contentar ni a unos ni a otros. En los primeros once meses del año pasado su Gobierno detuvo a 38.8611 inmigrantes, más del doble que el año anterior al completo. Lo cual sirve a la oposición para criticar el aumento de entradas ilegales en la frontera, de lo que culpa a sus políticas permisivas, y a los progresistas para censurar la excesiva dureza de las medidas. De hecho, la semana pasada, en vísperas de su viaje a El Paso (Texas) y México, anunció un plan para expulsar a 30.000 inmigrantes al mes procedentes sobre todo de los países con más inestabilidad política -Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití.

Andrés Manuel López Obrador se sumó al plan que obligará a los solicitantes de asilo hacer una cita desde sus casas mediante una aplicación desde en lugar de presentarse en la frontera para plantear su caso a los jueces. El presidente mexicano se ha convertido en su mayor aliado para atajar el problema que ha consumido a otros mandatarios. Este lunes era el más satisfecho con la visita.

A diferencia de la monarquía Saudí, que envió a un gobernador a recibirle al aeropuerto en su primer viaje al extranjero fuera de Europa, López Obrador recibió al presidente estadounidense a pie de avión y se subió con él a la limusina, para acompañarle en amigable charla hasta su hotel en el centro de la Ciudad de México. «Fue un recorrido muy agradable. Estuvimos platicando, es una muy buena persona», dijo este lunes en conferencia de prensa. La Casa Blanca evitó discutir el contenido de lo que calificó como «una charla privada».

No se sabe qué hizo Biden durante la mañana del lunes, ya que su recepción en el Palacio Nacional no fue hasta pasadas las 17:00, hora local. Los tiempos estaban calculados para que a la bilateral le sucediese la llegada del primer ministro canadiense Justin Trudeau, cuyo país forma parte con Estados Unidos y México de la cumbre económica de Norteamérica que justifica este viaje.

Los tres países intercambian cada minuto tres millones de dólares en bienes y comparten cadenas de producción fuertemente integradas en las que las partes, repuestos y materiales brutos se hacen en distintas factorías de alguno de los otros países que integran este club. Desde la pandemia, el comercio entre Estados Unidos y México ha aumentado un 19% en los primeros once meses del año pasado, según las cifras del censo, ya que los empresarios estadounidenses han buscado una alternativa en El País azteca a los prolongados cierres de las fábricas chinas.

También México ha colaborado con Washington para devolverle el favor, con una importante colaboración en la lucha contra el narcotráfico, que tuvo en la detención del hijo de 'El Chapo' su mayor éxito. La Casa Blanca espera poder extender esa voluntad al fentanilo, un opioide sintético entre 50 y 100 veces más fuerte que la morfina, que se ha convertido en la adicción más temida en Estados Unidos debido a la explotación farmacéutica.

Hay otros temas prioritarios para la Casa Blanca, como el proteccionismo energético de México, que ha dejado fuera a las petroleras estadounidenses, las medidas para combatir el cambio climático, el desarrollo la salud y la seguridad. Todos ellos temas que estarán presentes de alguna manera en el comunicado final de la cumbre de 'Los Tres Amigos' que se celebra este lunes y martes en la capital mexicana.