Biden: «Hay cosas más importantes que permanecer en el poder: Vuestros pueblos»

En un momento intimista para el contexto de una cumbre internacional, Biden confió a los líderes del mundo que fue «una decisión difícil», sin transmitir arrepentimiento alguno. «Me encanta este trabajo, hay muchas más cosas que me gustaría hacer, pero después de 50 años de servicio público, he decidido que es hora de que una nueva generación de líderes lleve el país hacia delante», se despidió.

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Mercedes Gallego

A sus 81 años, el mandatario estadounidense, al que quedan cuatro meses en el cargo, aprovechó la vulnerabilidad de su despedida para inculcar a los líderes mundiales que le escuchaban un discurso de honestidad que espera ver convertido en su legado. «Nunca olvidemos que estamos aquí para servir al pueblo, y no al revés», les dijo. Era un sermón que enviaba particularmente a los dictadores que se aferran al cargo, pero a interpretación de la prensa norteamericana, también a su rival, Donal Trump, que intentó alterar los resultados electorales para no cederle el poder y podría sucederle en ese escenario el año que viene.

El liderazgo moral de Biden tuvo más calado que su discurso para acabar con las guerras del mundo, desde Gaza a Sudán, porque los muertos palestinos están clavados en la conciencia internacional y ahora «muchos ven a Israel con los ojos de sus víctimas», lamentó el rey Abdulá de Jordania en su intervención, en la que no faltó Cisjordania. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que siguió a Biden en el escenario, criticó la «complicidad abierta» en la masacre palestina de «aquellos que supuestamente están trabajando por un alto el fuego públicamente, pero continúan enviando armas y municiones a Israel para que pueda continuar con la masacre».

El rey jordano, aliado estadounidense, también culpó veladamente a Washington por haber «empoderado a Israel» con años de «impunidad», palabra clave en los discursos del día. Como Biden, los ponentes quieren el fin de las guerras, pero el mandatario estadounidense se redobló en sus pistolas sin ofrecer ninguna propuesta nueva. «El mundo no debe retroceder ante los horrores del 7 de octubre», pidió.

En su reflexión final, lanzó una mirada al pasado y recordó que tras la invasión de Ucrania el mundo podía haberse conformado con protestar públicamente, pero él lo entendió como un ataque a las instituciones multilaterales y a todo lo que representan. «El mundo ahora tiene otra decisión que tomar: ¿Mantendremos nuestro apoyo para ayudar a Ucrania a ganar esta guerra y preservar su libertad, o nos retiraremos, permitiendo que la agresión se renueve y una nación sea destruida? Yo sé mi respuesta. No podemos cansarnos», demandó.