El atentado contra Trump reescribe la campaña electoral

Ahora mismo, el Partido Demócrata ha retirado la publicidad donde criticaba ferozmente al líder republicano. El atentado de Butler ha trastocado su narrativa y el eje argumental de Biden para los próximos mítines. Le llamó «violador» y «criminal» el viernes en Detroit, pero este lunes decir eso equivale a transformarse en un ser miserable. Hay cierta desubicación sobre la estrategia a seguir, igual que sobre Biden. Algunos analistas creen posible que se acelere su sustitución al entender que la imagen de un mandatario de 81 años visiblemente torpe no resiste la comparación con la de alguien que sale vivo de un atentado con el puño en alto y alentando a sus simpatizantes: «Luchad».

La fotografía tomada con Trump herido, en actitud desafiante mientras el Servicio Secreto trata de llevárselo, con la bandera de las barras y estrellas de fondo, se ha convertido en un icono. Un periódico estadounidense consideraba que la foto «puede cambiar el curso de la historia» e impulsar al magnate a la presidencia. Su valoración en las casas de apuestas ascendió al 70% tras el ataque. Ronald Reagan aumento su popularidad en ocho puntos después de que un joven obsesivo le hiriera de un disparo en 1981. Entre las voces que se escuchan del público en Butler, una proclama: «Trump acaba de ser elegido este lunes, amigos. Es un mártir».

Todo le es viento a favor. El aspirante republicano acude este lunes a la convención nacional en Milwaukee, donde Theodore Roosevelt recibió un tiro en el pecho en 1912 precisamente durante un discurso para su reelección. «Se necesita más que una bala para matar a un alce macho». exclamó Roosevelt, quien continuó el mitin y solo al final decidió irse al hospital. Los republicanos difundieron masivamente este domingo esta coincidencia en las redes. El asesor electoral, Chris LaCivita, pidió a los votantes que todo esto se plasme «de la mejor manera a través de las urnas».

Frente a los deseos de renovación de un sector demócrata, en la formación comienza a prevalecer la sensación de que el atentado ha frustrado cualquier iniciativa en este sentido. Los intentos de sustituir a Biden «han perdido todo impulso», ya que resulta «especialmente difícil tener un debate público» sobre esta cuestión en un momento en que todo el interés nacional se centra en el atentado de Trump y la necesidad de abordar un aparente problema de violencia política. «Creo que se acabó», dijo este domingo un aliado de Biden a NBC News. Otros demócratas añadieron que, si hasta ahora el presidente ha sido firme en su decisión de continuar, resultaría «tremendamente difícil mantener una conversación con él para que se marche ahora». El mandatario llamó telefónicamente a su rival para interesarse por su salud.

Los demócratas empiezan a pensar, además, que Biden puede convertirse en un candidato ajustado a los tiempos que corren si afila su sentido apaciguador y positivista. El ataque acentúa la tempestad dentro de una campaña que ya era una tormenta tropical. La más anómala que se ha visto, con un aspirante declarado convicto y otro al que su propio partido quiere retirar debido a su desorientación. Pero ahora se cierne el riesgo de la violencia. El temor a los extremistas. Está previsto reforzar la seguridad de los dos rivales. Las agencias de investigación monitorizan las redes radicales y conspirativas, muy efervescentes.

Los líderes de opinión llaman a la calma y a desterrar declaraciones extemporáneas que puedan alimentar a otros alienados. La republicana por Colorado, Lauren Boebert, llegó a señalar a Biden como «responsable del tiroteo» mientras el conservador Mike Collins, de Georgia, sostuvo que éste envió las órdenes».