T. Nieva
Miércoles, 26 de junio 2024, 07:13
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha aterrizado este miércoles en Canberra, Australia, destino final de un periplo que arrancó con su excarcelación el martes en Reino Unido y siguió con varias escalas, entre ellas una en las Islas Marianas del Norte para firmar el ... acuerdo judicial que ha posibilitado su libertad. A su llegada a su país natal, ha sido recibido por miembros de su familia, entre ellos su mujer, Stella Assange, que ha abierto una campaña de recaudación de fondos para compensar al Gobierno de Australia por el gasto del vuelo chárter fletado para la repatriación.
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El emotivo recibimiento a Assange en Australia se produjo horas después de que una jueza de EE UU otorgara este miércoles la libertad al fundador de WikiLeaks mediante un acuerdo de culpabilidad que puso fin a años de drama legal por la divulgación de secretos militares. «Con este pronunciamiento, parece que usted podrá salir de esta corte como un hombre libre», expresó la magistrada Ramona V. Manglona en Saipán, en las Islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el Pacífico.
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El australiano, de 52 años, tendrá, sin embargo, prohibido regresar a Estados Unidos sin autorización, informó posteriormente el Departamento de Justicia en un comunicado. Assange, demandado por las autoridades norteamericanas por haber revelado cientos de miles de documentos confidenciales, se declaró culpable en la corte por un cargo de «conspiración para obtener y revelar información relativa a la defensa nacional». «Trabajando como periodista, motivé a mi fuente a proporcionar material que se decía clasificado», dijo en la corte el fundador de Wikileaks, vestido de traje negro y corbata ocre.
La Justicia lo ha sentenciado este miércoles a cinco años y dos meses de prisión, equivalente al tiempo que pasó detenido en Reino Unido mientras combatía la extradición a Estados Unidos, por lo cual no deberá pasar más tiempo en la cárcel.
De aspecto cansado pero relajado, Assange se rió brevemente con Kevin Rudd, embajador de Australia en Estados Unidos, durante una pausa en la audiencia. «Hoy es un día histórico. Pone fin a catorce años de batallas legales», declaró la abogada de Assange, Jen Robinson.
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La sala judicial en Saipán estaba repleta de periodistas y ciudadanos de la isla, la mayoría vestidos de camisas coloridas de estilo hawaiano. Después de la audiencia, Assange abandonó la corte sin hacer declaraciones a la prensa. De inmediato abordó el avión privado que lo ha trasladado a Canberra, la capital de Australia.
El territorio de Islas Marianas del Norte fue escogido para la audiencia por la negativa de Assange de ir al territorio continental de EE UU y por su cercanía con su país natal. El exjuez español Baltasar Garzón, uno de los abogados de Assange, celebró que «pueda por fin ser un hombre libre después de casi catorce años de lucha, privado de libertad en las condiciones más adversas».
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El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos también se congratuló por su liberación y «los avances significativos hacia una solución definitiva de este caso», que «planteó una serie de preocupaciones en materia de derechos humanos», según la portavoz Elizabeth Throssell. «No debió estar privado de libertad ni un día por haber publicado informaciones de interés público», dijo, por su parte, Rebecca Vincent, directora de campaña de Reporteros Sin Fronteras.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró «una victoria democrática y de la lucha por la libertad de prensa». «El mundo es un poco mejor y menos injusto hoy», añadió. El Gobierno nicaragüense también saludó su liberación en un comunicado, en el que dijo que las publicaciones de Assange «permitieron al mundo conocer más de los embustes que (...) expusieron, en toda su desgraciada y brutal intensidad, la barbarie imperialista en tantas partes del mundo».
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Entretanto, Stella Assange, esposa del australiano, ha lanzado un llamamiento para recabar financiación y costear los 520.000 dólares que su marido tiene que devolver al gobierno australiano tras fletar el vuelo entre Londres y Australia.
Desde 2019, cuando quedó detenido en una prisión de alta seguridad en Londres, Assange luchaba para no ser entregado a la Justicia estadounidense, que lo perseguía por publicar más de 700.000 documentos confidenciales sobre actividades militares y diplomáticas, particularmente en Irak y Afganistán. El australiano, acusado de 18 cargos, se enfrentaba a una pena de hasta 175 años de prisión en virtud de la Ley de Espionaje. El Gobierno británico aprobó su extradición en junio de 2022. Sin embargo, en mayo dos jueces le concedieron el derecho de apelar.
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El fundador de WikiLeaks fue arrestado por la Policía británica en abril de 2019 tras pasar siete años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres, desde donde buscaba evitar la extradición a Suecia en una investigación por violación, que fue desestimada ese mismo año. En los últimos años habían aumentado los reclamos al presidente estadounidense, Joe Biden, para que retirara los cargos en su contra. Australia presentó una petición formal en febrero, que el mandatario demócrata dijo estar considerando.
«Que el primer ministro (australiano, Anthony Albanese) algunas veces dijera públicamente 'ya es suficiente', y que el Parlamento lo respaldara, fue significativo y absolutamente contemplado por Estados Unidos», dijo a la AFP Emma Shortis, investigadora en asuntos internacionales y de seguridad del grupo de expertos The Australia Institute.
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