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El pronóstico meteorológico alerta del peligro de fuertes vientos y nuevos incendios durante los próximos días en el área de Los Ángeles. Mientras, miles de afectados por el fuego que la segunda semana de enero quemó cerca de 20.000 hectáreas y causó al menos ... 25 muertos deambulan por unas calles que parecen el escenario de un bombardeo.
De momento, el fuego se ha ido. Pero no ha dejado dónde vivir. Decenas de miles de personas –cerca de 80.000, según medios estadounidenses– aún no pueden regresar a sus hogares, afectados o calcinados por los tremendos incendios que devastaron grandes superficies de Los Ángeles a partir del 7 de enero y durante varios días. Tendrán que esperar al menos hasta el final de la próxima semana. Algunos no saben si sus inmuebles siguen en pie. Grupos de rescate con perros adiestrados continúan revisando los escombros en busca de cadáveres. Y hay mucha ceniza: más de 11.000 edificios han quedado destruidos. Es una de las zonas más caras del mundo. Buscar otra residencia es casi misión imposible.
En 'The Washington Post' recogen la historia de Stephanie y Ryan Blank. El incendio de Easton aplastó la casa de sus sueños, situada en el bosque de Altadena. Tras el impacto inicial, comenzaron los trámites, la petición de indemnización a la compañía de seguros y la búsqueda de un nuevo hogar de alquiler. No es tarea fácil. Hasta que la llamas se lo llevaron todo, pagaban una hipoteca de casi 3.000 euros al mes que tendrán que seguir abonando. Cuando acudieron a la cita para ver una nueva casa se encontraron con una larga cola. La demanda es ahora enorme. Y los precios, también. Les pidieron un alquiler de 7.000 euros mensuales. «Es posible que el sueño de California haya terminado para nosotros», asume Ryan.
En algún momento ha llegado a haber cerca de 180.000 personas desplazadas o sin hogar. Ahora son algo menos de la mitad. Y sólo 11.000 han recibido por ahora permiso para volver a su lugar de origen. Hay familias refugiadas en autocaravanas. Otros, ni eso: «Somos mendigos». El aún presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha comprometido a que California tenga «toda la ayuda para los afectados y todos los medios para combatir incendios». La Administración, dijo, aportará «decenas de miles de millones de dólares para que Los Ángeles vuelva a ser como era antes».
Mientras llegan esos fondos, crece la indignación por la falta de medios dedicados a la prevención y la extinción de incendios. California, y más con el cambio climático, es un polvorín que coge fuego cada año. Aun así, el Departamento de Bomberos de Los Ángeles tiene menos de un miembro por cada 1.000 residentes. Ciudades como Chicago, Dallas y Houston doblan esa cifra.
Las quejas de los bomberos de Los Ángeles han sido una constante en los últimos años. En 2023, pidieron una inversión para montar una unidad forestal especializada en limpiar los bosques y cavar zanjas para evitar la propagación de las llamas. Ese punto débil, sin embargo, no fue cubierto.
Hace un mes, un grupo de bomberos veteranos acudió al Ayuntamiento para solicitar más recursos. Denunciaron que algunos de sus camiones estaban fuera de servicio por el escaso número de mecánicos que los reparan. «Voy a decir lo que la gente no puede decir», declaró Freddy Escobar, presidente del sindicato de bomberos de la ciudad. «Si eliminamos un puesto, si cerramos una estación… los ciudadanos van a pagar el sacrificio máximo, y alguien morirá». Su vaticinio se ha cumplido. Y anuncian más incendios para la semana entrante.
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