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M. Pérez
Sábado, 8 de febrero 2025, 15:27
Diez personas han muerto en un nuevo accidente de aviación registrado en Estados Unidos. Los equipos de rescate han encontrado los restros destrozados de una aeronave que cubría una línea regional en Alaska. En el aparato viajaban nueve pasajeros y un piloto. No ha habido supervivientes.
Con estos, son ya más de ochenta los fallecidos en los cuatro siniestros aéreos ocurridos en Estados Unidos desde el pasado 2 de enero. Hacía años que las autoridades federales no se encontraban con una sucesión de accidentes tan inmediata como la actual. Uno de ellos, el choque ocurrido entre un jet comercial y un helicóptero militar en Washington el pasado día 29, mantiene varias incógnitas abiertas que aún no han logrado esclarecerse pese a la recuperación de los restos de ambos aparatos. Las autoridades han prorrogado las medidas de precaución y reducido el número de vuelos en la capital, sin certezas sobre cómo pudieron colisionar en el aire causando 67 víctimas mortales.
La Guardia Costera encontró el fuselaje del avion desaparecido el jueves a 55 kilómetros de la localidad de Nome, lugar que figuraba como su punto de destino desde Unaalaklet, a 235 kilómetros de distancia. El aparato pertenecía a la flota de Bering Air, un servicio aéreo regional que cubre desde hace 46 años los vuelos entre 32 comunidades de la costa noroeste de Alaska. El 80% de las poblaciones de esta región son inaccesibles por tierra y el transporte de viajeros y de mercancías se realiza por medios aéreos.
El vuelo desapareció del radar sobre las tres y media de la tarde mientras completaba su ruta habitual a través de la bahía de Norton Sound. Su última posición lo situaba a unos veinte kilómetros de la costa, dspués de cuarenta minutos en el aire. De inmediato, las autoridades desplegaron un operativo de rescate con bomberos, policías y equipos médicos, aunque ya entonces se barajó la hipótesis de que no hubiera supervivientes tanto por la presumible violencia del choque como por la temperatura en la zona, inferior a ocho grados centígrados y con una ligera ventisca.
La aeronave, una Cessna Caravan turbohélice, dejó de brillar en las pantallas y los operadores de Nome tampoco pudieron contactar por radio con el piloto. Las autoridades afirman que «experimentó algún tipo de evento que provocó una rápida pérdida de altitud y una rápida pérdida de velocidad». Sin embargo, no pudieron precisar el tipo de percance que produjo la desaceleración, aunque se especula la posibilidad de una avería del motor. Las condiciones meteorológicas no eran especialmente negativas, siempre entendiendo que el lugar se encuentra situado justo al sur del Círculo Polar Ártico.
La Guardia Costera sumó un avión C-130 especializado en rastreos aéreos después de que el operativo en tierra, ayudado por helicópteros, no diera con los restos del aparato. La búsqueda dio resultados en la noche de este viernes (madrugada de hoy en España) cuando se ha localizado la Cessna completamente destrozada en la nieve. Los rescatistas han logrado recuperar tres cadáveres e intentaban extraer los otros siete cuerpos del interior del fuselaje, Todos los ocupantes eran adultos y murieron «al instante». La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte
El siniestro ha provocado una enorme conmoción en el Estado. El gobernador de Alaska, Mike Dunleavy, ha pedido a todos los ciudadanos que «tengan presentes a los afectados en sus oraciones» y a agradecido los esfuerzos de los rescatistas que «han trabajado incansablemente para localizar el avión». «Estamos de luto», ha concluido.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte se ha puesto a investigar el siniestro de inmediato. En una vasta extensión de terreno donde los viajes en avioneta son lo habitual y las comunidades tienen pocos habitantes y todos se conocen, los accidentes aéreos provocan un especial estupor. La última vez que ocurrió algo similar fue en 2013 en Soldotna, una ciudad de la península de Kerai de apenas 4.000 habitantes. Una avioneta que llevaba a nueve personas en una expedición para ver osos polares se precipitó al suelo nada más despegar en lo que se certificó como un error humano. El piloto calculó mal el peso del pasaje y la carga y la aeronave no logró ascender. En aquella ocasión murieron varios menores.
Al parecer, los fallecidos en este último siniesto son vecinos conocidos en Unalakleet, donde viven menos de 700 personas, y Nome, cuyo censo registra 3.639 habitantes y tiene fama internacional por ser el punto de llegada de la competición de trineos con perros más famosa del mundo.
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