Compra de agua embotellada en un supermercado de Filadelfia. Twitter

La alarma por un vertido químico agota el agua embotellada en Filadelfia

Las autoridades solo garantizan la potabilidad hasta la noche de este lunes

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Lunes, 27 de marzo 2023, 22:01

La mejor manera de que desatar el pánico es pedir que no cunda. Las autoridades sanitarias de Filadelfia cayeron en esta trampa al emitir el domingo un comunicado llamando a la calma por el peligro de que un vertido en el río Delaware haya contaminado ... el agua de la ciudad.

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«Su potabilidad está garantizada», escribieron… «hasta las 11.59 de la noche del lunes». A esa hora se acabará el agua almacenada hasta el momento del accidente, ocurrido el viernes por la noche en la fábrica de plexiglass Trinseo, en Bristol (Pensilvania). Si para entonces escaseaba el agua embotellada en las estanterías de los supermercados, una vez los medios se hicieron eco del comunicado la estampida dejó limpias las baldas. Este lunes una cadena de tiendas avisó orgullosa de que había traído a lo largo de la noche mercancía procedente de Lancaster y otras ciudades cercanas, con la que todas las tiendas de Acme estaban haciendo el agosto.

«Alguien tendría que reembolsarnos esto», protestaba una mujer por televisión. En el 'Philadelphia Inquirer', el propietario de un café iba más lejos. Tenía ya un fontanero contratado para colocar unos filtros de 5.000 dólares que, ahí estaba el problema, no llegarían a tiempo para instalarlos el martes, cuando abrir el grifo sea como abrir la caja de Pandora. «Soy un veterano de guerra, estoy acostumbrado a reaccionar rápido», presumía Tom Peters, dueño de Monk Café, que en cuanto se hizo público el comunicado oficial investigó dónde adquirir un buen filtro comercial para atraer clientes.

El miedo no era gratuito. La culpa la tenía Palestina, o más bien, Palestina del Este, un pueblo de menos de 5.000 habitantes en la frontera de Ohio con Pensilvania, cuyo medio ambiente se vio impactado el 3 de febrero por el descarrilamiento de un tren de mercancías cargado de líquidos inflamables que ardieron durante días y cubrieron el pueblo de una nube tóxica. Las autoridades tardaron tres días en ordenar la evacuación temporal y solo porque temían una explosión. A los tres días les permitieron volver asegurando que todo era seguro. Mientras los habitantes del pueblo se quejaban del olor tóxico, insistían en que el aire era limpio. La Agencia de Protección Medioambiental (EPA) tardó varias semanas en analizar la presencia de dioxinas y otras sustancias altamente cancerosas en el agua derivadas de los químicos derramados, que a esas alturas se habían depositado en el suelo y los acuíferos.

En Filadelfia la experiencia de sus vecinos les pilla demasiado cerca como para no poner sus barbas a remojar. «No hay necesidad en este momento de salir corriendo a comprar agua», insistía Mike Carroll, director adjunto de la Ofician de Infraestructura, Sostenibilidad y Transporte de Filadelfia. «Basándonos en los resultados de las pruebas que estamos viendo, el riesgo potencial de contaminación baja por momentos», aseguró. Algunas de estas eran visuales. Los helicópteros que sobrevolaban el río Delawer aseguraban no avistar espuma en su superficie.

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Sustancias carcinógenas

El fallo mecánico de la planta de plásticos ha vertido más de 30.000 litros de emulsiones de látex, metilo metacrilato y butil acrílico, entre otros, a un arroyo que desemboca al río Delaware, a 30 kilómetros de Filadelfia. Algunos de esos tóxicos -familiares en Palestina del Este- son carcinógenos. Otros pueden producir enfermedades respiratorias. «Sí, pero aún así haría falta ingerirlos en grandes cantidades para que tuvieran efectos nocivos», insistían las autoridades.

A la gente, esas explicaciones le resbalaban. Lo único que querían saber era: «¿Queda agua para comprar?», preguntaban a la entrada de los comercios, donde los límites de dos botellas por persona recordaban a la histeria del papel higiénico al comienzo de la pandemia. Y sí, la cadena Acme prometía aliviar sus preocupaciones. «Continuaremos monitoreando y mandando agua cuando sea necesario, aseguró el presidente de la cadena.

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