mercedes gallego
Miércoles, 2 de marzo 2016, 01:57
En la papeleta de noviembre aparece cada vez más nítido el nombres de Donald Trump y el de Hillary Clinton, los dos grandes triunfadores de la jornada electoral de ayer, que a este ritmo se disputarán la Casa Blanca para suceder a Barack Obama. Con ... los once estados que se jugaban ayer, son ya quince los que han hablado y aunque la partida sigue abierta, las posibilidades de cambiar el rumbo son cada vez menores.
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Ha sido una noche emocionante, dijo triunfante el magnate neoyorquino, que dio repaso a su agenda patriota y populista desde Palm Beach, donde tiene una mansión y un hotel. Vamos a hacer que nuestro ejército sea más grande y mejor que nunca para que nadie, absolutamente nadie, se atreva a meterse con nosotros. Nadie, prometió. El maestro de ceremonias fue el gobernador de New Jersey Chris Christie, que no tuvo rubor en decir de él lo contrario de lo que había dicho durante toda la campaña. Desde el 16 de junio, cuando Trump declaró su candidatura, ha demostrado ser duro, fuerte, valiente, un luchador, un líder que habla claro al pueblo americano, leyó. Tenía un aspecto tan serio que se le comparó con los rehenes a los que se fuerza a leer un comunicado en favor de sus captores, hasta el punto de que la etiqueta #freechrischristie despuntó en Twitter. Son tantas las contradicciones en las que incurre al apoyar al hombre al que hasta hace poco consideraba ridículo e inexperto que el cargo político que pueda haberle prometido será a costa de un fuerte desgaste de su imagen. Los críticos le consideraron anoche como el gran perdedor de la jornada, a pesar de no competir.
El entusiasmo que le faltaba a Christie le sobraba a Trump, muy feliz, más que nunca en esta campaña, porque anoche se apuntó siete de los once estados que se jugaban. A falta de que se sepa el resultado de Alaska, Ted Cruz ha logrado convertirse en el candidato viable para ser su alternativa al ganar en su propio estado, Texas, el premio gordo de la noche por número de delegados, y el vecino de Oklahoma, que le suma a su victoria de Ioa. Ya pedía que Rubio se retirase de la contienda para que el partido pudiera aglutinarse en torno suyo antes de que sea demasiado tarde para frenar a Trump, un desastre para los republicanos, cuando Minnesota proporcionó a su colega de Florida el hilo de vida que le permite justificar su presencia. Hasta ese momento Rubio no había ganado absolutamente nada desde que comenzó la eliminatoria, hace poco más de un mes. Ayer prometió seguir lo que haga falta.
Resultados demócratas
Se terminará de jugar la piel el próximo día 15 en Florida, porque si no es capaz de ganarle a Trump en su propio estado estará acabado. Como signo de intimidación, el magnate visitó ayer los dos estados bastiones de los dos contendientes que quiere expulsar de la partida, el del gobernador de Ohio John Kasich, largamente ignorado en las pantallas de televisión por sus bajos resultados, y el de Rubio, desde donde dio una improvisada conferencia de prensa con aires de haber cerrado ya la nominación.
Voy a unir al partido y expandir las bases, mira los números de participación que estamos teniendo, aseguró. En su nuevo papel de unificador sostiene que una vez que cierre esto voy a ir a por una sola persona, Hillary Clinton. Para eso necesita que se le cuadren los pesos pesados de la formación, como lo ha hecho Christie. A Paul Ryan no le conozco, dijo del portavoz del Congreso, pero vamos a ser buenos amigos, y si no pagará por ello. A Mitch McConnel le conozco un poco, añadió del líder del Senado.
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Cómoda víctoria de Clinton
La victoria del despótico multimillonario ha enviado un escalofrío al mundo entero, pero sobre todo al partido conservador, que no sabe cómo evitar que este personaje de reality show se convierta en su representante. Los verdaderos miembros del Partido Republicano temen un cisma y, aún peor, un error histórico que les impida recuperar la Casa Blanca en noviembre.
La ex secretaria de Estado ha triunfado en el sur del país gracias al apoyo de los afroamericanos y de quienes la conocieron como la primera dama de Arkansas cuando su marido era gobernador. Además, Clinton se ha llevado Massachusetts, la joya de Nueva Inglaterra, donde después de los Kennedy su apellido es lo más parecido a la realeza. Su rival Bernie Sanders intentó ganarle en ese estado, no tan distante de Vermont, al que representa en el Senado, donde venció por un apabullante 86%. El socialista que ha llegado más lejos de lo que nadie pudiera imaginar venció también en Colorado, Minnesota y Oklahoma, pero ahí acabó su recorrido. Clinton le ganó cómodamente en el resto, apuntándose siete estados y una ristra de delegados que le permite mirar hacia su duelo de noviembre contra Trump.
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